México ocupa el décimo segundo lugar entre los mayores productores agroalimentarios del mundo; en contraste, 55 por ciento de la población rural vinculada a la producción vive en la pobreza, además de que uno de cada cinco campesinos, no percibe ingresos monetarios por su actividad, revelan datos oficiales.
Margarita Flores de la Vega, catedrática de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), menciona que en 2020, pese a la pandemia de Covid 19, el campo registró un superávit de 12 mil 600 millones de dólares, según cifras del Banco de México, el mayor desde que hay registro; sin embargo, subsiste y se ha reforzado una estructura de desigualdad.
En este sentido, la especialista explicó que México comparte muchos de los rasgos de la estructura de la agricultura en el mundo, en la que nueve de cada 10 unidades de producción son familiares, con un tamaño promedio inferior a las dos hectáreas. Esas unidades son responsables de 80 por ciento de la producción de alimentos del país.
No obstante, dijo, desde el punto de vista laboral, llama la atención que 36 por ciento de los trabajadores del campo lo hacen por su cuenta, 10 por ciento no recibe remuneración, 7 por ciento son empleadores y 47 por ciento son subordinados y remunerados.
“Lo anterior nos arroja que una quinta parte de los trabajadores del campo no percibe ingresos, para 65 por ciento, su ingreso mensual equivale a dos salarios mínimos y 36 por ciento gana sólo un minisalario. Es decir, el ingreso de esta población está por debajo de la línea de pobreza para mantener apenas a 2.5 personas”, destacó Flores de la Vega, quien publicó un artículo al respecto en la Revista de economía mexicana, de la UNAM.
habitantes del campo
En su mayoría, las personas que se desempeñan en el campo forman parte del sector informal de la economía, con trabajos estacionales, sin seguridad social y sin cuidados de seguridad e higiene en el trabajo.
Mientras esto sucede, apuntó, en los pasados cinco años el sector agropecuario y la industria alimentaria (incluidas la de bebidas y tabaco) han tenido un mejor desempeño comparado con el del conjunto de la economía. Y en los dos más recientes (2019 y 2020) han crecido mientras la economía se contraía.
Entre los productos agroalimentarios que tienen mayor presencia en el mundo destacan en primer lugar, la cerveza, seguido por el aguacate, con una diferencia notable de 40 por ciento; los frutos rojos y bayas –incluidas en la denominación de berries–, el jitomate, el tequila, los pimientos y la carne de bovino, los cuales dejan al año alrededor de 17 mil millones de dólares en exportaciones.
Para la investigadora de la UNAM el crecimiento económico del sector agroalimentario es muy importante para el país, pero no puede seguir por la misma ruta. Y si bien importa qué se produce, cómo y qué alimentos suministra, también debe tener un lado social que permita atender la problemática de los habitantes del campo.
“En el pasado, nuestros colonos muchas veces no tenían plata, pero tenían la despensa llena. No les faltaba nada porque lo producían todo. Cuando uno mataba una vaca compartía con los demás, eran estructuras solidarias que permitían comer bien, con o sin plata. Hoy, en la gran ciudad y en el campo, si no tienes dinero te mueres de hambre”.
(José Antônio Lutzenberger)