Honduras | SOCIEDAD | ANÁLISIS
Un nuevo mapa de Honduras
Zonas sin ley
Circula en los medios sociales la imagen de un nuevo mapa de Honduras en el cual desaparecen varios departamentos, especialmente Gracias a Dios, Islas de la bahía, Colón, Atlántida, Cortés y Valle.
Cofadeh
Foto: Gerardo Iglesias
Es una imagen fuerte que destartala la nación, le corta de tajo sus contornos marinos y la privatiza vulgarmente.
Los departamentos que han sido vendidos o están en proceso de compra-venta bajo la ley de zonas de delincuencia internacional, Zedes, que impulsa el predicador evangélico Ebal Díaz y la mafia organizada que controla el Estado de Honduras, son el botín del golpe de 2009.
Este nuevo mapa, que celebra el bicentenario de la independencia formal de España en 1821, entrega completamente la soberanía de la costa atlántica y pacífica y cede el espacio aéreo y el mar continental a los piratas de la nueva era.
Por eso el hijo del primer diseñador del mapa de Honduras, Jesús Aguilar Paz, ha reaccionado lanzando una oferta de comprar todo el país, para guardar las líneas originales del trazo hecho por su padre en 1895.
Por eso no tienen ningún sentido las alegaciones chauvinistas de algunos asesores de la dictadura que cuestionan la solidaridad salvadoreña durante la pandemia.
El Salvador es el país que más invierte en turismo en Honduras y si quisiera comprar con China este país podría hacerlo, porque está en venta. Dejémonos, entonces, de historias ridículas.
Si alguien estaba confundido que el golpe de Estado de 2009 fue dado para quitar a Zelaya del Ejecutivo porque se llevaba mal con Carlos Flores o para darle el poder a los evangélicos porque los católicos tenían demasiado tiempo casados con el gobierno, se equivocan.
Todos se equivocan porque el golpe de Estado de 2009 no fue perpetrado para devolverle el presupuesto nacional a las parasitarias fuerzas armadas ni para golpear a los amigos de Hugo Chávez.
El golpe, avalado por liberales, nacionalistas, evangélicos, un cardenal católico y las mafias de Miami, Londres, Austria y Washington, fue cometido para profundizar el modelo colonizador de saqueo del país más rico de Centroamérica.
El golpe de Estado de 2009 fue dado contra el pueblo de Honduras para imponerle un modelo de negocios basado en la extorsión, el lavado de dinero sucio, el tráfico de drogas y la venta del territorio nacional. En suma, el modelo del crimen organizado. La nueva etapa empresarial del imperio.
Este modelo ha enriquecido al grupo Hernández Alvarado y a otros grupos que estaban agazapados detrás de pequeñas empresas de agua caliente, producción de mazorcas, hospedajes baratos, pulperías y volquetas de arena, para convertirse hoy en firmas internacionales que venden todo por internet, incluido el país.
Antes era una locura y una prohibición constitucional comprar una playa, apropiarse de una isla, un cayo, una montaña, una selva, unas millas náuticas en cualquiera de los mares.
Hoy todo eso es posible con una banda de separatistas que controlan todos los poderes, incluida la prensa antigua y las iglesias antiguas y los militares antiguos.
Esta vez no son enclaves como en 1901 ni se trata de zonas francas donde no se pagan impuestos para vender papadas en puertos o aeropuertos, hoy lo que enfrentamos es una política de desaparición legal de Honduras. ¡Canallas, vendepatria!
Las caras visibles de esta estrategia son pocas: un grupo de diputados, unos cuantos empresarios, los magistrados de ambos partidos mafiosos y un puño de delincuentes del Poder Ejecutivo.
Son las mismas mafias que empujan la separación de Honduras desde Austria, Inglaterra, Bélgica, Estados Unidos y Canadá.
Son pocos los que se ven, pero atrás están todos los poderes ocultos que experimentan un nuevo mundo con dinero digital y criptomonedas, como el bitcoin, que demanda sin embargo una reserva física en plata, lo que significa que la minería metálica continuará matando el planeta.
En 2021, a cinco meses de las elecciones generales que imponen diputaciones, corporaciones municipales, magistrados, fiscales y toda esa caterva de inútiles cargos públicos, el tema de la venta de Honduras toma el control de la campaña política.
El partido nazi de Honduras y sus amigos están vendiendo la idea del empleo para ganar la voluntad de la gente incauta, que es mucha, que tuvo incluso la osadía de boicotear el cabildo abierto de La Ceiba, que se disponía a declarar el municipio libre de zedes.
El grupo separatista nazi, con la bendición de las cúpulas evangélicas, está movilizado para imponer la falsa idea del desarrollo económico a través de engendros legales que hacen chirajos el territorio nacional.
Es una manada de traidores a la Patria que se pasean por todo el país predicando esa estupidez de la generación de puestos de trabajo, mientras el país huye desde 2009 porque estos miserables eliminaron las fuentes de confianza, las fuentes de esperanza, la riqueza y el trabajo.
Desde hace 12 años ofrecen 20 mil empleos por hora, pero a la fecha más de un millón de excelentes trabajadores y trabajadoras huyeron del país.
La campaña electoral ha sacado de escena el resorte de la corrupción, la violencia organizada del Estado, la emigración masiva, el narcotráfico y la impunidad, para imponer las zedes de Hernández, Ebal y sus secuaces.
Desafortunadamente, para Honduras este es un tema real. Asistimos a la desaparición del país que conocíamos y al nacimiento de una republiqueta separada en pedazos, como un rompecabezas que será difícil rearmar.
Celebramos, sin embargo, la actitud del pueblo de Islas de la Bahía que ha iniciado manifestaciones contra esta traición de los nazistas fascistas, y el pueblo de Satuyé en La Ceiba que ha juntado voluntades de varios sectores sociales para exigir de la municipalidad una posición popular.
Y en San Pedro Sula, Choloma, Tegucigalpa, Zacate Grande y otras zonas comienzan a movilizar la identidad herida, nunca vencida.
Es el momento de desbaratar este discurso mentiroso del empleo y el desarrollo, el mismo que han usado los mineros asesinos del subsuelo, los madereros, vaqueros y narcos racistas que destruyen las nacionalidades miskitas al este del país, los mismos que asesinaron a Berta Cáceres en el Occidente y a Janneth Kawas en el atlántico.
El pueblo conoce los nombres y apellidos de estos traidores. Sabemos lo que quieren, son decididos a todo, no les importa ni su madre que los parió. Son ambiciosos hasta la muerte. Quieren un botín mayor que el de antes. Quieren ser millonarios e impunes al terminar su dictadura.
En esta campaña por defender la integridad territorial el pueblo no cuenta con fuerzas militares, porque están de lado de los mafiosos, ni cuenta con la comunidad internacional porque es precisamente ella que sostiene a estos bastardos, hijos de nadie, apátridas.
Las semanas y meses del bicentenario por venir serán una oportunidad para discutir el derecho del pueblo a la descolonización y a la insurrección.
Si las leyes no funcionan, si las elecciones son apenas un concurso para tener chambas de gobierno y si las armas las tienen las bandas, entonces la insurrección tranquila debe tomar su lugar.
El país ha retomado lentamente a la movilización ciudadana y podría aumentar en la medida que la campaña electoral calienta, un riesgo y una oportunidad al mismo tiempo que debemos analizar.
Hace 200 años los separatistas chapines y hondureños dividieron Centroamérica en 5 a favor de los imperios inglés y gringo, hoy los separatistas nazis de Honduras quieren un Dubai, un Singapur, una Urbania y una Próspera en Honduras, para lavar su dinero ensangrentado y auto asilarse para evitar la persecución del pueblo y de la justicia.
No estamos de acuerdo con ustedes, traidores. La Patria no se vende, no se alquila ni se presta, se defiende.
(Tomado de Defensores en línea, 19-6.21. Título e intertítulos son de La Rel.)