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28 de abril, Seguridad y Salud en el Trabajo

Bajo el signo de la(s) pandemia(s)

Cada 28 de abril, en paralelo al Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo proclamado por la OIT, los sindicatos del mundo entero recuerdan a las víctimas de accidentes laborales y enfermedades profesionales.

Gerardo Iglesias


Ilustración: Allan McDonald

Desde hace ya más de un año la pandemia de Covid-19 viene cobrando cada día las vidas de miles y miles de trabajadores y trabajadoras en el mundo entero.

Gran parte de ellos y ellas –pertenecientes a sectores declarados “esenciales” durante la pandemia– se han contagiado con el virus debido a las pésimas condiciones de seguridad reinantes en sus lugares de trabajo, producto en buena medida de la codicia de empresarios que en su afán de lucro no se detienen ni ante una pandemia.

Se lo ve todos los días en todo el mundo, desde los frigoríficos al campo.

Es común, además, que en aquellos países donde existe un mínimo de leyes sociales que obligan a las empresas a asegurar ciertos niveles de protección a su personal, trabajadores y trabajadoras que por su edad o sus condiciones de salud deban quedarse en casa terminen no cobrando lo que se les debe.

Ni que decir de los millones de trabajadores informales, especialmente en los países del sur, dejados a la buena de dios por el Estado, que deben salir de todas maneras a ganarse el pan y terminan contagiados sin derecho alguno a atención médica o compensación económica.

Cuando difundió su informe anterior, el 28 de abril de 2020, la OIT señaló que los accidentes de trabajo causaban 2,78 millones de muertes por año y 374 millones de lesiones no letales. En 2002 eran menos de dos millones las muertes por accidentes laborales.

Advertía en 2020 la Organización Internacional del Trabajo que el Covid-19, que recién despuntaba, tendría también consecuencias en esos planos si no se tomaban medidas estrictas para proteger a las categorías laborales más vulnerables a los contagios.

Ofensiva despiadada

La pandemia sanitaria, producto ella misma de un sistema de organización económica y social que la ha propiciado, como a muchas otras, se ve acompañada en todo el planeta de una ofensiva de las patronales y las clases más poderosas para ajustar el torniquete de su dominación. En lo macro y en lo más pequeño.

La lucha por equiparar al Covid-19 a una enfermedad laboral es parte de las plataformas reivindicativas de muchos sindicatos, levantada nuevamente este 28 de abril.

Al igual que la exigencia de controles estrictos de las normas de seguridad laboral y de salvaguarda de las legislaciones de protección conquistadas tras años lucha.

En ese doble marco se inscribe, por ejemplo, en América Latina, la lucha por la defensa de la NR 36, la norma reguladora que tantos accidentes laborales ha evitado y tantas vidas ha salvado en los frigoríficos brasileños y que el gobierno del ultraliberal Jair Bolsonaro y buena parte de los empresarios del sector pretenden desmantelar.

La Rel UITA reafirma una vez más su compromiso en la defensa de los derechos laborales, inscrito en su lucha por una sociedad más justa y solidaria.