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Femicidios en serie

Estado patriarcal: el responsable, ¡eres tú!

En lo que va del año 2021 en Argentina hubo más femicidios que días transcurridos en el calendario. En menos de 50 días, hay más de 50 mujeres muertas. En este país, uno de cada cinco femicidios son cometidos por integrantes de las fuerzas de seguridad del Estado.

Silvia Alvariza


Foto: Gerardo Iglesias

En la última reunión del Comité Latinoamericano de la Mujer de la UITA, realizado este 9 de febrero, una compañera planteó un justo y urgente reclamo: la necesidad de destacar la escandalosa situación que se está viviendo hoy en Argentina por el aumento exponencial de la ola de femicidios.

Estos delitos cuentan con el agravante de que sus autores son policías o militares y asesinan mujeres frente a la inoperancia del sistema judicial argentino.

La manifestación

A las 5 de la tarde de este 17 de febrero una manifestación convocada por el colectivo feminista Ni Una Menos contó con la asistencia de miles de mujeres pertenecientes a distintas organizaciones sociales y sindicales que se concentraron en la plaza Lavalle de Buenos Aires, frente al Palacio de Tribunales (sede del Poder Judicial argentino).

Se protestó contra la justicia patriarcal y la represión policial y por todos los femicidios de los últimos días; a los que se sumó la desaparición de Ivana Módica durante una semana, que el 19 fue encontrada muerta, asesinada por su pareja, el piloto de la Fuerza Aérea de Córdoba Javier Galván. Mientras duró la desaparición su abogado la acusaba a ella de ejercer violencia contra él.

En pocos días Argentina fue escenario de una serie de asesinatos de mujeres por razón de género,

El 8 de febrero un policía bonaerense mató a Úrsula, su ex novia, acuchillándola. El 12 un hombre asesinó a su ex pareja en Marcos Paz frente a sus hijos menores. El 14 una mujer ingresó al Instituto del Quemado por lesiones graves causadas por su ex pareja un suboficial de la Policía Federal de Córdoba. Terminó muriendo.

El 15, un policía retirado mató en Formosa a su ex pareja, una docente, y el 16, dos hermanas fueron asesinadas en la provincia de Santiago del Estero por el marido de una de ellas, el 19, un militar de la Fuerza Aérea de Córdoba confiesa haber matado a Ivana y encuentran su cuerpo…

Los carteles en la manifestación dejan en evidencia el tono de los reclamos: “Justicia por Úrsula”, “Reforma judicial feminista”, “Somos las sobrevivientes de un Estado ausente”, “Disculpe las molestias, pero nos están asesinando”.

Más de diez mujeres jóvenes acostadas, desnudas y envueltas en plásticos transparentes representaron a las más de 50 víctimas de los femicidios cometidos desde el 1 de enero.

A su lado, un cartel denunciaba: “298 femicidios del 1 de enero al 30 de diciembre de 2020, 54 hicieron denuncias previas, 19 tenían medidas judiciales, y 15 femicidas pertenecen a las fuerzas armadas o de seguridad. Basta de justicia patriarcal, el Estado es responsable”.

Úrsula

Se reclamaba justicia, especialmente por el caso paradigmático de la joven Úrsula Bahíllo, de 18 años, asesinada el 8 de febrero en la localidad bonaerense de Rojas, por su ex novio Matías Martínez, integrante de la policía de la provincia.

Las características del caso lo transforman en un parteaguas y dejan en evidencia la desidia y omisiones del inoperante sistema judicial y, por ende, la responsabilidad directa del Estado en su muerte.

Según una investigación periodística realizada por la revista Anfibia y LatFem, Martínez amenazó de muerte y golpeó a Úrsula las veces suficientes para que ella y su madre se vieran obligadas a denunciarlo ante un juez, un fiscal, una Ayudantía Fiscal y la Comisaría de la Mujer.

El femicida incumplió por lo menos tres veces la medida cautelar que le impedía acercarse a la joven. Ella temía por su vida y pidió ayuda una y otra vez, reclamando por sus derechos más elementales.

El Estado demoró tanto en asistirla que las medidas de protección urgentes que necesitaba llegaron demasiado tarde. Úrsula nunca accedió al botón de pánico que tanto reclamó. Se lo autorizaron el día que fue acuchillada.

De acuerdo al diario La Nación (18 de febrero) el femicida tenía una denuncia anterior por violencia de género y estaba en curso un proceso penal por lesiones y amenazas con su arma de reglamento a otra ex pareja (Belén Miranda), que lo había denunciado en 2017.

Le habían impuesto una orden de restricción perimetral para evitar que se acercara a Miranda, que él no respetó. Aún se encuentra a la espera de la sentencia.

Tanto en ese caso como en el de Úrsula ni los jueces ni la Ayudantía Fiscal vieron peligro ni premura y llamaron a Martínez para advertirle sobre las consecuencias de una transgresión de las medidas cautelares…

La negligencia del Estado llevó a que el policía no encontrara obstáculo alguno para acuchillar a Bahíllo.

Hubo muchos hilos sueltos más, como dos pedidos de detención de Martínez formulados por la Fiscalía por el caso de Miranda que los jueces no concretaron, el último de ellos cuatro días antes del femicidio de la joven de 18 años.

“Si no vuelvo rompan todo”

La muerte de Úrsula se podría haber evitado si simplemente Martínez hubiera estado detenido por violencia de género.

Los audios de Úrsula a sus amigas dan cuenta de lo que sucedió esos días. Asustada y desesperada les pidió que, si no volvía, rompieran todo.

Y no volvió. En Rojas, jóvenes de entre 16 y 20 años indignados salieron a la calle a reclamar justicia y la policía no tuvo mejor idea que enfrentarlos y herir a muchos de ellos.

Algunos presentaron cortes en el tronco, en el cuello, ojos y brazos lastimados. A ellos sí se los esposó y se los detuvo.

La policía de Rojas se veía venir la reacción de la población y salió a pedir refuerzos a pueblos vecinos y grupos especiales para reprimir a quienes se atrevieran a protestar.

¿Quién nos cuida de la policía?

La necesidad de que se implementen políticas públicas efectivas contra la violencia de género ha quedado en evidencia de modo inusual.

Muchas mujeres la transformaron en una de sus demandas más sentidas en la manifestación del jueves 18.

Uno de cada cinco femicidios en Argentina es cometido por miembros de las fuerzas de seguridad, señala Ni Una Menos.

En lo que va del año, según el Observatorio de Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLa), el 12 por ciento de los femicidios fue perpetrado por militares o policías, que en una tercera parte de los casos se valieron de su arma de reglamento para asesinar a las mujeres.

De acuerdo al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en la última década solo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), fueron asesinadas por lo menos 48 mujeres por sus parejas o ex parejas policías.

Diecisiete de ellas eran también funcionarias de seguridad, y la mayoría jóvenes de menos de 35 años, madres o embarazadas.

Dos factores agravan el problema: que el Estado autorice a los policías a tener su arma reglamentaria las 24 horas del día y las prácticas de encubrimiento de los asesinatos, al contar con la connivencia de sus compañeros y poder recrear las circunstancias a su antojo, por ser quienes conocen y controlan la escena del crimen. Fingir, por ejemplo, un suicidio.

La Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) bautizó a estos crímenes como “femicidios de uniforme” y los denunció como “la primera causa de muerte de mujeres a manos del aparato represivo estatal”.

A imagen y semejanza de los intereses masculinos

María del Carmen Verdú, de CORREPI, entiende que “cuando la violencia machista intersecta con la violencia estatal, ambas se potencian”.

“Esto no se resuelve con más juezas mujeres o con la incorporación de la perspectiva de género en las fuerzas. Es un tema estructural. El aparato judicial y represivo están construidos a imagen y semejanza de los intereses y privilegios que defienden”, dice.

La policía no nos cuida, escribe Verdú. “Muy lejos de eso: nos mata, encubre a femicidas y violadores”, y cree queEl Estado no es cómplice” sino “responsable y represor”.

La subsecretaria de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género de la Nación, Laurana Malacalza, manifestó a Página 12 que: “parte de la dimensión constitutiva de la violencia de género es cómo funciona la corporación masculina”.

Ella afirma, “es la clave en las fuerzas de seguridad para generar un contexto de impunidad, connivencia y silenciamiento entre varones, sobre todo en espacios tan jerarquizados”.

En este contexto, es imposible no evocar, en Argentina también, al himno feminista chileno Un violador en tu camino. “El patriarcado es un juez/ que nos juzga por nacer, / y nuestro castigo/ es la violencia que ya ves” … El violador eras tú/ el violador eres tú/ Son los policías, / los jueces, / el Estado” …

¡El responsable eres tú!