Campesinos organizados que realizan denuncias contra la deforestación de los bosques, el uso indiscriminado de agrotóxicos y la plantación extensiva de soja
Cada año asesinan a 7 campesinos en el marco de la lucha por la tierra
En el 2007 se hizo público un informe de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay que registró el número de ejecuciones y desapariciones de campesinos y campesinas en el marco de la lucha por la tierra. El Informe Chokokue* identificó 77 casos en total en un periodo que va de 1989 (año en que cayó la dictadura del General Alfredo Stroessner) al 2005.
Estamos a 8 años de ese documento, y la realidad obliga a seguir el registro correlativo. El pasado miércoles 14 de agosto se incluyó como número 131 de esa lista de muerte al líder campesino Lorenzo Areco, de 37 años. Fue acribillado a metros del local de la Organización Campesina Regional de Concepción (OCRC), a la cual pertenecía y en la que era secretario de Tierra y Reforma Agraria.
El asesinato de Lorenzo ocurrió en la ciudad de YvyYaú, departamento de Concepción, ubicada a 424 km de la ciudad de Asunción.
Lorenzo trabajaba por impulsar y reforzar un asentamiento en el que se promovía un modelo asociativo de la tierra comunal, “y eso molestaba a los políticos tradicionales de la zona”, según explicó Edilberto Saucedo, secretario general de OCRC, quien vincula este asesinato con la narcopolítica instalada en el departamento
Además, Pascual Vega, intendente de YvyYaú, comentó a una comitiva de derechos humanos que fue a la zona dos días después del asesinato, que Lorenzo siempre fue visto en la comunidad como una persona muy capaz y por eso desde el mes de abril decidió incluirlo en su equipo como director del Catastro de la Municipalidad. “Yo atribuyo directamente esta muerte a la eliminación selectiva de líderes campesinos para frenar la lucha campesina”, dijo.
La pompa y el protocolo de la asunción de mando de Horacio Cartes, nuevo presidente del Paraguay, opacaron ante los ojos de la prensa masiva y tradicional el asesinato del líder campesino. Este hombre no fue tapa de diarios como sí lo fue el reconocido ganadero Luis Lindstron, asesinado a finales de mayo por miembros del supuesto grupo armado Ejército Paraguayo del Pueblo en la ciudad de Tacuati, departamento de San Pedro, al norte de Paraguay, a 213 km de Asunción.
El EPP es un grupo armado que opera en zona norte del país –Concepción y San Pedro principalmente- y dice defender los intereses del pueblo empobrecido y campesino del Paraguay, en este contexto perpetra acciones violentas armadas. Se definen como un grupo de izquierda, pero sus acciones terminan desprestigiando y perjudicando las legítimas reivindicaciones de quienes dice defender.
Con la presencia e incursión del EPP los grupos de poder fortalecen el discurso que habla de la necesidad de militarización con el supuesto de combatir el terror que generan. Esto ha significado más represión, más amedrentamiento, más violencia hacia las comunidades campesinas. Luego del crimen del ganadero se desplegó un aparatoso operativo para dar con los asesinos, esto incluyó, según la denuncia de los pobladores del asentamiento campesino TacuatiPoty a organismos de derechos humanos, allanamientos y apresamientos en medio de procedimientos abusivos y fuera del debido proceso.
Sobre la importancia que desde el Estado se otorga a una u otra muerte, Abel Irala, investigador del Servicio Paz y Justicia Paraguay, opina que “se declara en alerta cuando una persona de alto nivel económico es asesinada y no así cuando en similares circunstancias mueren personas pobres o luchadores/as sociales. Y mucho menos cuando gente inocente es asesinada por balas policiales en el supuesto combate contra el EPP, por ejemplo el caso del joven Agustín Ledesma, quien en el 2011 falleció por disparos de agentes policiales que dijeron confundirlo con un miembro del EPP”.
En los últimos años el patrón de este tipo de crimen responde a campesinos organizados que realizan constantes denuncias contra la deforestación de los bosques, el uso indiscriminado de agrotóxicos y la plantación extensiva de soja.
Luego de la publicación del Informe Chokokue, desde el 2006 a esta parte, se han registrado 54 muertes más de campesinos en el marco de la lucha por la tierra.
Se puede afirmar que en estos 8 años, se ha asesinado a un promedio de 7 campesinos por año.

Pascual Vega, intendente de Yvy Yau (Foto: Base Is)