Ellas cuentan con invernaderos para la producción de hortalizas ecológicas, los que se han construido durante el mes de noviembre como parte de la colaboración y unión de esfuerzos entre la Rel UITA y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, institución feminista con 40 años de trabajo en el Perú y una apuesta sostenida por los derechos de las mujeres rurales.
Con esta alianza se buscó que las familias de las productoras participantes cuenten con alimentos suficientes, seguros y nutritivos para cubrir sus necesidades nutricionales, así como realizar la venta de excedentes en sus comunidades y distritos.
Las cuatro productoras pertenecen a las comunidades de Urpay y de Sachac, en la provincia de Quispicanchi, y han estado participando activamente en el proceso de instalación del invernadero desde la definición del área al interior de sus parcelas, el traslado de los materiales, la colocación de los rollizos y la malla raschel, y el manejo de los suelos.
“Hemos trabajo junto con nuestros esposos, con nuestros hijos, nuestros vecinos, todos nos hemos apoyado mutuamente aquí en Ayni para poder terminar y empezar la siembra en nuestro invernadero”, relató Luisa Cáceres.
Clara Cueva agrega que han tenido suerte porque han empezado las lluvias en diciembre después de un largo retraso que las ha tenido muy preocupadas. “Si no llueve –comenta todavía angustiada– no hay agua, no hay vida, no hay siembra ni cosecha, no hay alimento para la familia”.
Ambas pertenecen a la comunidad de Uypay y ya han sembrado tomate, acelga, lechuga, col y zapallito italiano. “Nuestras hortalizas estarán sin químicos y hoy más que nunca necesitamos comer sano para cuidar la salud”, refiere Luisa Cáceres.
Por su parte las productoras de la comunidad de Sachac sembrarán papa inicialmente para suavizar la tierra. “No hemos sembrado antes hortalizas y el suelo está duro, con la papa se aflojará para colocar después semilla de zanahoria, betarraga, acelga, lechuga” cuenta Patricia Churo.
Virginia Huarsaya, su vecina, se coloca delante de su biohuerto familiar ya concluido. Está emocionada porque no solo tendrán una mejor alimentación con su producción agroecológica, sino que podrán ganar un “dinerito propio”.
“En enero ya debemos estar cosechando y eso será un buen augurio de que tendremos un mejor año para nuestra producción y para nuestros derechos también”, expresa Luisa Cáceres, pintando así un prometedor 2021 para ellas y sus familias.
Elena Villanueva, socióloga del Programa de Desarrollo Rural de Flora Tristán, destacó la importancia de que las mujeres tengan ingresos generados por su trabajo. “Hemos visto como su autoestima crece y ganan confianza para tomar decisiones, lo que consideramos un paso fundamental para el ejercicio de su autonomía física y económica y su derecho a vivir sin violencia”.
Indicó además que las actividades y labores culturales han sido realizadas respetando los protocolos de bioseguridad que incluyen el adecuado empleo de equipos de protección personal, el distanciamiento social, lavado de manos, uso de mascarillas, entre otras medidas establecidas como parte de la estrategia para el control y prevención del Covid-19.