Siderlei Oliveira, fundador de la CUT Brasil y la Confederación Nacional de Trabajadores de la Alimentación (CONTAC), partió el 29 de diciembre a sus 74 años de edad.
Gerardo Iglesias
19 | 01 | 2021
Siderlei Oliveira | Foto: Gerardo Iglesias
Burló al Covid, muriendo del corazón, que tantas veces puso a prueba en incontables batallas donde participó siempre con la indignación a flor de piel y un coraje que daba miedo.
Protagonista indiscutible en la construcción política y organizativa de la Regional Latinoamericana de la UITA, viajó a Argentina en innumerables ocasiones.
En abril y julio de 2007 Siderlei participó activamente en la lucha mantenida por Fataga (aguas gaseosas) contra la transnacional AmBev, que pretendía despedir a 5 mil trabajadores y cerrar 17 distribuidoras. Las protestas incluyeron manifestaciones ante la embajada de Brasil y Bélgica, países de origen de los inversores. En ese invierno el frío era inclemente en Buenos Aires, a tal punto que el 9 de julio se produjo una histórica nevada que los compañeros de la Federación recuerdan hasta ahora muy bien.
Nunca vi a Siderlei tan pálido y desprovisto de abrigo hasta que llegó, salvadora, una campera de Fataga que agradeció por siempre. La gente alrededor del Obelisco gritaba: “Argentina, Argentina…”, mezclándose con el canto reivindicativo de los obreros.
El 26 Congreso Mundial de la UITA será por siempre recordado. Corrían los primeros días de octubre de 2012. Siderlei, y su compañera de vida y de militancia Geni Dalla Rosa, llegaron a Ginebra con una maleta enorme. En su interior viajó “el pollo gigante”, un disfraz que fue símbolo de la campaña internacional de CONTAC y la UITA que denunció las pésimas y precarias condiciones de labor en los frigoríficos en Brasil.
Barbro Budín, secretaria de educación de nuestra Internacional en aquel entonces, consiguió una silla de ruedas. Durante el informe de la Regional ingresó a la sala “el pollo” empujando la silla, y en ella un trabajador todo vestido de blanco simbolizando las lesiones laborales que estaban sufriendo los trabajadores y trabajadoras en las avícolas brasileras.
El Congreso se suspendió, los delegados se amontonaban para sacar fotos, la risa y aplausos llegaban desde toda la tribuna. Los colores en la cara del entonces secretario general subían y bajaban como en un semáforo descompuesto.
Al salir del recinto, Geni y Siderlei se quitaban el look carnavalesco, riendo a más no poder, y satisfechos con la convicción de haber logrado dar el mensaje que portaban.
Me quedo con aquella sonrisa de niño travieso, tu capacidad creativa y tu tierna rebeldía.
Te extrañaremos, querido amigo y compañero. ¡Mucha luz en tu viaje!