Murió el compañero Tabaré Vázquez
Ayer, 6 de diciembre a las 3 am, falleció en su domicilio, rodeado por familiares y amigos el doctor Tabaré Vázquez, presidente del Uruguay en dos oportunidades (2005-2010 / 2015-2020).
Vázquez, él mismo médico oncólogo de relieve internacional, venía enfrentando desde el año pasado un cáncer de pulmón que pareció remitir, lo que le permitió culminar su segundo periodo presidencial en marzo de este año.
La presencia de la pandemia del Covid-19, y la intención de evitar aglomeraciones y contagios masivos llevó a su familia a comunicar que no se realizaría velatorio, y a solicitar que durante el cortejo fúnebre hasta el cementerio de La Teja, su barrio de nacimiento, los montevideanos que lo desearan saludaran su paso desde las aceras.
Honda congoja popular
Miles de vecinas y vecinos de Montevideo así lo hicieron, respetando el protocolo de usar tapabocas y sin aglomerarse. Con un aplauso que no cesó durante los 80 minutos que insumió el trayecto del cortejo, los restos del ex presidente ingresaron al cementerio seguidos solo por su círculo más íntimo donde, luego de una breve ceremonia, fueron depositados junto a los de su esposa, María Auxiliadora Delgado, fallecida a mediados del pasado año.
Tabaré, como todos le llamábamos, marcó de manera indeleble la historia uruguaya. Encabezando a la coalición de izquierda Frente Amplio, en 1989 fue electo Intendente de la capital, Montevideo, donde habita la mitad de la población del país, rompiendo así con la hegemonía de los dos partidos tradicionales que se habían alternado en el gobierno municipal desde siempre.
Luego de dos intentos ganaría la Presidencia de la República en 2004, cargo que ejerció entre 2005 y 2010, u luego entre 2015 y 2020.
El legado
En ese primer periodo Vázquez literalmente cambió el país. Para recordar solamente algunos de sus mayores logros, reinstaló la vigencia de los consejos de salarios, suprimidos durante la dictadura (1973-1985), reconquistados con el regreso a la democracia, y suprimidos nuevamente por el ahora ex presidente Luis Lacalle Herrera (1990-1995), padre del presidente actual, Luis Lacalle Pou.
Se aprobaron leyes de protección para los dirigentes sindicales y los afiliados, lo que redundó en un incremento exponencial de la cantidad de sindicatos y de los trabajadores y trabajadoras afiliadas.
Se inició un proceso de recuperación salarial general por sobre la inflación que duró los 15 años de gobierno de izquierda. Se incrementó el salario mínimo a niveles inéditos en el país, así como un aumento generalizado de las pasividades, con énfasis en las más sumergidas.
Se implementó el Plan Ceibal, pionero en el mundo, por el cual cada escolar y cada estudiante de secundaria de la enseñanza pública recibió una computadora básica personal, plan que continúa hasta el día de hoy.
Esto permitió reducir la brecha digital entre las diferentes clases sociales.
Se creó el Sistema Nacional Integrado de Salud, por el cual se extendió la cobertura médica a todos los trabajadoras y trabajadores activos así como a los pasivos, pudiendo todos ellos elegir su centro de salud de confianza.
El sistema incluye, además, a hijos e hijas menores de 18 años, y al cónyuge que no tenga cobertura.
Durante su Presidencia, por primera vez en la historia del país, se iniciaron excavaciones dentro de los cuarteles militares en búsqueda de los restos de los desaparecidos durante la dictadura.
Creó el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) con el propósito de atender la “emergencia social” que se arrastraba desde la crisis de 2001-2002. El MIDES realizó relevamientos en las zonas carenciadas, distribuyó subsidios mediante tarjetas magnéticas, implementó programas de inclusión social para atender a los más golpeados por la pobreza extrema.
Esto provocó un descenso de la indigencia, que se ubicaba en un 9 por ciento, a niveles cercanos a 0 hasta 2019. La pobreza cayó a su vez de un 23 a un 9,8 por ciento en el mismo periodo.
Decisiones con polémica
Hubo también un par de actos de gobierno que provocaron tensiones dentro de su fuerza política, como fue su veto a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo aprobada por el Parlamento en 2001, que sería finalmente promulgada en 2001 bajo el mandato de su compañero de partido José Mujica.
El acuerdo final con la entonces planta de celulosa de la empresa finlandesa llamada entonces Botnia (hoy UPM) sobre la costa del río Uruguay (un proyecto al que se opuso cuando era el líder de la oposición pero que aprobaría al acceder al gobierno) provocaría, además de cierta oposición interna, un conflicto prolongado con Argentina que sería finalmente dirimido en los tribunales de La Haya.
El ser humano
Hijo de un obrero y un ama de casa, Tabaré Vázquez decidió ser médico oncólogo tras el impacto emocional de perder a su madre y a una de sus hermanas víctimas del cáncer.
Trabajó para costearse los primeros años de su carrera, hasta que se recibió de médico. Su esposa, María Auxiliadora, tenía un buen trabajo entonces y le propuso que se dedicara plenamente a obtener la especialidad de oncólogo mientras ella sostenía a la familia. Tres años después Vázquez recibía su título.
Estudioso, dedicado, y apasionado por lo que hacía, Tabaré no demoró en descollar como oncólogo, tanto a nivel nacional como internacional, ámbito en el cual recibiría numerosos reconocimientos y premios a lo largo de su vida profesional.
En lo nacional, realizó una carrera docente que culminaría ejerciendo como profesor con el mayor grado en la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.
En lo social, Vázquez fue un miembro activísimo de su comunidad de nacimiento, donde habitaría durante la mayor parte de su vida junto a su familia: el barrio montevideano de La Teja, en cuyo cementerio fueron depositados sus restos.
Fundó un club social que luego se transformaría en Policlínica, donde atendía a sus vecinos. En el fútbol, fanático del Club Progreso, de La Teja. Llegó a ser su presidente, y en ese año el club logró el primer Campeonato Uruguayo de su historia, único hasta ahora.
Apoyó merenderos y comedores escolares, y al ganar la Intendencia de Montevideo, y luego la Presidencia de la República, se transformó en uno de los hijos más encumbrados de La Teja.
Como tal lo despidió “su” pueblo, entre lágrimas, cánticos y aplausos, honrado por propios y ajenos en su país y en el mundo.
¡Salud, compañero!
¡Hasta siempre!
¡Que el viaje te sea leve!
Gerardo Iglesias y Carlos Amorín
Ilustración: Allan McDonald | Rel UITA