-Perú tiene el tercer presidente en pocos días, Francisco Sagasti.
-La situación es muy compleja. La dirigencia política, que ya estaba profundamente desprestigiada, ahora lo está aún más.
La destitución del presidente Martín Vizcarra colmó el vaso. Manuel Merino, quien lo sustituyó, no duró ni cinco días. La población no le reconocía ninguna legitimidad y en el caso del primer ministro, Walter Martos, era de un conservadurismo extremo, al igual que el gabinete que convocó, que no representaba a la diversidad del pueblo peruano.
Las protestas populares voltearon a Merino, y ayer lunes 16 fue elegida la nueva Mesa Directiva del Congreso de la Republica, que será presidida por Francisco Sagasti. Hoy mismo Sagasti juramenta como presidente en este proceso de transición.
En estas primeras horas, hay mucha expectativa de la ciudadanía en relación a lo que podrá y deberá hacer en su gestión, sobre todo varios sectores vienen señalando que dependerá mucho del gabinete de ministros/as que designe.
-¿Qué esperaría el movimiento social, en especial el Centro Flora Tristán, de esta transición?
-Que se conduzca en diálogo con los diversos sectores, el respeto a los derechos fundamentales de las y los ciudadanos, la investigación inmediata de las personas responsables de la represión de la protesta de estos últimos días, así como la reparación a sus familiares y también a las personas que se encuentran heridas, en algunos casos de manera grave.
También garantizar la realización de las elecciones generales de abril de 2021, la lucha contra la pandemia del Covid-19, que implica provisión de servicios esenciales en salud, y que se combata la corrupción.
-¿Qué destacarías del movimiento de protesta?
-Que lo condujeron los jóvenes. Jóvenes ajenos a los partidos políticos, que expresan un movimiento de rechazo a la dirigencia política en su conjunto. Se autoconvocaron a través de las redes sociales.
Y las marchas tuvieron lugar en zonas distintas a las tradicionales. En Lima, en vez de limitarse a los distritos habituales, las marchas se dieron en muy distintas áreas, con características poblacionales muy diferentes. Salieron a las calles en casi todos los distritos de esta capital de 12 millones de habitantes, incluso en los más populosos, también con caceroleos y otras formas de protesta.
En Lima llegaron a reunir a varios miles de personas, algo muy significativo en el grave contexto de pandemia que vive Perú, uno de los países más afectados por el Covid-19 de América Latina. Y también hubo manifestaciones en otras regiones.
-La represión fue muy violenta.
-Increíblemente violenta, porque se trató de marchas pacíficas. Reprimieron con perdigones de plomo, algo prohibido, y a corta distancia. Hubo dos muertos confirmados y más de cien heridos hospitalizados, además de 41 desaparecidos, de los cuales hasta la tarde del lunes se había encontrado a 33.
Junto a la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos estamos en diálogo permanente con los familiares de las víctimas y el personal médico. La gran mayoría de los heridos son jóvenes desamparados.
El Ministerio Público, que por suerte aquí es muy sólido, ha presentado una denuncia por la represión contra Merino, contra el premier y contra el ministro del Interior.
-Decías que las marchas expresaban un movimiento de rechazo al conjunto de la dirigencia política. No eran, por ejemplo, en defensa de Vizcarra…
-Para nada. Hay serios indicios de que bajo su gobierno se han cometido actos graves de corrupción.
De todas maneras, dada la situación de pandemia, había un consenso en que su gobierno debía continuar hasta abril, mes para el que están convocadas las elecciones.
Se decía: después de haber tenido en un corto período dos presidentes, no vale la pena tener un tercero faltando poco para abril y para peor con la actual situación sanitaria.
Lo que hay en Perú es un hartazgo generalizado por el poco respeto de los gobernantes por las cosas más elementales. En los movimientos sociales se pensaba que no iba a haber un Congreso peor que el anterior, pero este es aún peor: así está la dirigencia política.
Desde el Flora Tristán y desde otros movimientos sociales reclamamos que no se vuelva atrás, que no se coloque nuevamente en el poder a Vizcarra, cuya demanda de restitución todavía no ha sido examinada por el Tribunal Constitucional.
-¿Cuál ha sido la respuesta de los sindicatos? ¿Tienen una postura común?
-Una postura común sí: las dos CGT y la CUT convocaron de manera conjunta a dos marchas, una para la noche del lunes y otra para el miércoles 18, pero esa convocatoria se hizo antes de la caída de Merino.
En todo caso los sindicatos no han salido aún a las calles. Ha sido la ciudadanía no organizada, con los jóvenes a la cabeza, quienes lo han hecho. Los gremios han estado ausentes.
Hace mucho que no hay en Perú este tipo de manifestaciones públicas, ni siquiera sindicales. El protagonismo de los jóvenes tomó a todos por sorpresa. Y más aún en este contexto de pandemia.