-¿Cuál fue la primera sensación que tuviste cuando se perfilaba en el sondeo de boca de urna que saldría la aprobación para modificar la Constitución?
-Lo primero fue el recuerdo de mi época de militante estudiantil, luego mi condición de sindicalista durante la dictadura, una etapa donde hubo persecución y muerte de muchos dirigentes y activistas, donde el solo hecho de hablar de política podía costarte la vida.
Recordé aquellos años y a muchos compañeros que ya no están.
-Y ahora a seguir batallando…
-Exacto. Fue un primer paso para la verdadera transformación que necesita Chile, que es un cambio de modelo económico, cuando se deje atrás el neoliberalismo que hoy en día agiganta la desigualdad social en el país y que fue lo que provocó las manifestaciones populares antes que la pandemia de Covid-19 obligara al confinamiento.
-Siempre hablaste de la importancia de la formación de cuadros, ahora se transforma en una tarea indispensable y urgente.
-Ni lo dudes. En lo personal lo que más me preocupa es el recambio generacional de los cuadros sindicales y que las bases se involucren y se preparen para trabajar en una Constituyente.
En el caso de Soprole, donde trabajo no hubo despidos, ni rebaja salarial y la pandemia no trajo zozobras como en otros sectores, sin embargo me encuentro que las bases sindicales no tienen una postura política definida frente a los eventos que están ocurriendo, se muestran ausentes.
El movimiento sindical chileno tiene escaza participación y para que realmente se dé un cambio tenemos que ganar en la Constituyente. Es para eso que habrá que trabajar firme y con constancia.
Entonces también es necesaria una transformación radical del movimiento sindical, si quiere ser parte de la gran transformación que necesita el país.