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División de Productos Frescos de la UITA
Intervención de Pietro Ruffolo

Migración y trata en los campos de Italia

Pietro participó ayer de la primera reunión de la División de Productos Frescos de la UITA, que forma parte del Grupo Profesional de Trabajadores Agrícolas. Coordinador para las políticas europeas de la Federación de Trabajadores de la Agroindustria (FLAI), e integrante de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), el dirigente aborda las difersas problemáticas que enfretan los migrantes en los campos agrícolas italianos y el quehacer de la organización sindical.
Pietro Ruffolo | Foto: Gerardo Iglesias

La campaña que realizamos cada año se llama «Aún en el campo«. Se trata de una campaña de sensibilización e información sobre los derechos básicos de las trabajadoras y los trabajadores migrantes. En Italia la mayoría de trabajadores migrantes en el campo son originarios de Rumania, Albania, Marruecos y Bulgaria.

El objetivo de la campaña es brindar información básica sobre los derechos de los migrantes, los convenios colectivos y la legislación laboral italiana. De esta manera apuntamos a crear las condiciones para luchar contra la explotación, la trata de personas y construir una relación permanente con los trabajadores y trabajadoras.

Entre las herramientas que empleamos está un folleto elaborado en cinco idiomas (italiano, francés, rumano, búlgaro e inglés), botellas de agua que traen una etiqueta con la dirección de la sede del sindicato local, y entregamos sombreros que también tienen nuestra sigla.

El año pasado desarrollamos la campaña en el sur de Italia (Foggia, Apulia) donde están las plantaciones de tomates más grandes de todo el país. La jornada inicia muy temprano con una reunión a las 5 de la mañana. Luego cargamos todo el material a unas furgonetas y vamos a los lugares donde están los trabajadores. Allá hablamos con ellos sobre las condiciones laborales, sus derechos, las leyes que los protegen. También organizamos asambleas.

Con esta campaña hemos logrado entrar en contacto con más de 2 mil trabajadores migrantes. Lamentablemente este año, a raíz de la crisis sanitaria de coronavirus, hemos podido apoyar solamente la campaña de regularización de los trabajadores migrantes impulsada desde el gobierno, que ha permitido la regularización de unos 40 mil trabajadores y trabajadoras.

El decreto aprobado por el gobierno italiano para el sector agrícola prevé que las trabajadoras y trabajadores puedan quedarse a laborar durante seis meses, renovables por seis meses más. Nuestra lucha va a ser para que su regularización sea permanente.

Solo un primer paso ante 300 mil migrantes indocumentados

Ha sido algo positivo, seguramente un primer paso, pero no es suficiente. En Italia hay más de 300 mil trabajadores y trabajadoras migrantes indocumentados, y vamos a seguir luchando para que el próximo verano se avance en la regularización de toda esta gente desprotegida.

No va a ser fácil porque hay mucha resistencia por parte de la asociación de empleadores. Sin embargo, no hay que olvidar que esto no es sólo un asunto de Italia, sino de toda Europa. Es un momento que debemos aprovechar porque en Europa hay cierta sensibilidad con el tema de las trabajadoras y trabajadores migrantes.

Se ha aprobado un documento importante en el Parlamento Europeo, y también es una decisión política la de avanzar en la regularización y la garantía de los derechos fundamentales de la fuerza de trabajo.

En Italia contamos también con una ley muy severa que persigue a los que explotan la mano de obra en el campo. Lamentablemente no se está aplicando con la misma efectividad en todo el país, sino solo en algunas regiones.

Esto depende mucho de la manera en que se involucran las autoridades locales y de su sensibilidad hacia el tema de la explotación laboral.

También depende de dónde proceden los migrantes, los rumanos y los búlgaros por sí solos tratan de organizarse y buscan nuestro apoyo.

Más complicada es la organización de los trabajadores africanos, que están más expuestos a la explotación. Por ejemplo, los migrantes de Camerún, llegan de una pobreza tan extrema, que aceptan cualquier salario y las condiciones de trabajo que les sean impuestas.