“El gobierno de Brasil se viene aprovechando de la pandemia para eliminar derechos conquistados a lo largo de las últimas décadas.
Jair Bolsonaro no siente ningún compromiso ni empatía con la clase obrera y no le importa la sociedad en general. Él está gobernando de forma dictatorial, presentando medidas provisorias y ordenanzas que eliminan derechos laborales a diario.
A esto hay que sumarle que el Congreso Nacional viene trabajando en forma virtual y que todo proyecto que se manda a estudio ya no pasa por las respectivas comisiones de análisis, va directo al plenario y este está compuesto por una mayoría de simpatizantes de Bolsonaro.
Esto hace que el escenario para la clase obrera sea más que difícil.
Frente a este contexto, la Cnta y la Contac, las dos confederaciones que representan a los trabajadores y trabajadoras de la industria de la alimentación, exigen de las empresas, en especial de los grandes grupos frigoríficos, unificar criterios para habilitar protocolos de prevención y control del Covid-19.
Tuvimos éxito con BRF (Brasil Foods), que nuclea a unos 100.000 trabajadores.
Pero debemos decir que JBS se mantiene en la vereda de enfrente y se niega a realizar cualquier tipo de negociación con los sindicatos o con los procuradores del Ministerio Público.
Quisiera destacar el gran trabajo que viene realizando la Secretaría Regional de la UITA, actuando junto a nuestros trabajadores y trabajadoras y junto a nuestras organizaciones presionando, denunciando y difundiendo lo que está pasando en nuestros frigoríficos. Marcando el rumbo de la resistencia contra el atropello de derechos.
Desde marzo venimos mostrando al gobierno y a las empresas que todas las medidas que se han tomado han sido insuficientes y en ese sentido exigimos que se generen protocolos serios para evitar el contagio en masa.
Aquí en Brasil, como promedio, un frigorífico emplea unos 2.000 trabajadores, pero en algunos casos se llega hasta 7.000 y las empresas no adoptaron una de las medidas esenciales para frenar el contagio: reducir el personal para evitar las aglomeraciones.
Al contrario, se aumentó la producción porque se exporta más y también hubo un aumento del consumo local.
Lo que exigimos es que se reduzca el número de trabajadores y trabajadoras en los frigoríficos y para eso consideramos que la mejor forma sería la reducción de la jornada laboral.
Con un número menor de obreros por turno ya se reduciría la aglomeración, factor principal de la propagación del Covid-19. Consideramos que solo de esta forma podremos frenar en algo el contagio en los frigoríficos nacionales.
Lamentablemente, en Brasil no contamos con un banco de datos fidedignos que nos indique cuántos trabajadores del sector están contaminados por Covid-19, algo dispuesto por el propio gobierno.
Para terminar de empeorar las cosas Bolsonaro firmó una ordenanza en la que dictamina que los trabajadores pueden laborar a un metro de distancia y aún menos en caso de disponer de equipos de seguridad.
Eso dice esa ordenanza, algo que evidencia la falta de seriedad con que este gobierno enfrenta la pandemia.
Además, no se exigirá el testeo del personal, incluso en casos en que el Ministerio Público haya clausurado alguna planta por registrar casos positivos de Covid-19.