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Con Gabriel Bezerra Santos

“Sabemos que no podemos dejar de producir, pero tenemos derecho a cuidar nuestra salud”

El presidente de la Confederación de Trabajadores, Asalariados y Asalariadas Rurales (CONTAR) evalúa en esta entrevista los impactos de la crisis sanitaria del coronavirus en su sector y las medidas que su organización está tomando para paliar los efectos de una crisis que ha dejado expuestas diversas carencias sociales.
Gabriel Bezerra Santos | Foto: Gerardo Iglesias

-¿Cómo afecta esta crisis del COVID-19 a los trabajadores y las trabajadoras rurales?
-Estamos en un momento muy adverso a nivel global. A nosotros nos afecta más porque las condiciones de los trabajadores y las trabajadoras brasileños ya son bastante precarias y una crisis de estas proporciones solo agrava la situación.

Para los trabajadores rurales es todavía más complicado porque somos parte del grupo de esenciales. Somos los que producimos los alimentos y los que trabajamos con el ganado que luego se exporta o va a frigoríficos.

Hace unos días hubo una exportación de 30.000 reses en pie y para que eso se diera hubo peones que llevaron ese ganado, que lo embarcaron, y no sabemos en qué condiciones se realizó ese trabajo.

Este es un punto que los sindicatos debemos tener en cuenta para minimizar el impacto en la salud de estos compañeros.

-No ayuda mucho la postura de vuestro presidente…
-Para rematar, el presidente Jair Bolsonaro minimiza todo y hunde al país todavía más, despreciando la vida de todos.

Su gobierno no tiene un mínimo de decencia con los trabajadores, solo piensa en las grandes corporaciones, diseñando medidas provisorias que afectan a la clase obrera. Algunas hemos logrado frenar, pero otras siguen su curso.

Un gobierno insensible

En ese sentido estamos dialogando con la clase patronal sobre las medidas para garantizar condiciones sanitarias que permitan prevenir el contagio, sobre todo en lo que concierne a las aglomeraciones, al transporte, proporcionando productos de higiene, etcétera.

Sabemos que este sector no puede dejar de producir, pero los trabajadores también tienen el derecho a cuidar su salud y la de sus familias, a cuidar su vida porque este virus puede ser mortal y las cifras de muertos en el mundo nos demuestran eso.

En algunos casos hemos logrado que se entienda.

-Los organismos responsables de la salud, ¿cómo están actuando?
-El Ministerio de Salud se rige por las recomendaciones de la OMS y nosotros estamos en contacto con las secretarías de salud estaduales y municipales para que desde esos organismos se diseñen protocolos para nuestros trabajadores.

En algunas regiones, como el sur, donde en breve se viene el frío y con él las patologías respiratorias, gripe, resfriados, pedimos que los gobiernos impulsen una campaña de vacunación contra la influenza, por ejemplo. Aunque no sirva contra el coronavirus al menos aumenta las defensas.

Los gobernadores han dado buen ejemplo en ese sentido, deslindándose del gobierno federal para proteger al pueblo, pero esto ha profundizado la crisis política y sinceramente no sabemos cómo va a seguir esta historia.

Lo que se viene

-¿Qué análisis realizas de esta coyuntura?
-Hay mucho temor por lo que vendrá después de esto porque esta crisis sanitaria se va a traducir en una profundización de la crisis económica precedente. Brasil ya contaba con 14 millones de desocupados y con la economía en caída esta cifra sin dudas aumentará.

Otro aspecto que expuso esta pandemia para nuestro sector es el alto índice de trabajadores rurales en la informalidad, sin acceso a salud, sin acceso al seguro de paro. Esta es una gran preocupación, sobre todo bajo un gobierno que quiere sacar a los sindicatos la potestad de negociar con los empleadores.

El momento es grave, pero tenemos que estar para representar a los trabajadores y las trabajadoras rurales, sobre todo defenderlos de un gobierno que no tiene ningún miramiento con los obreros, que no valora la vida.

Cabe a las organizaciones sindicales y sociales resistir y rebelarse.