-¿Cómo evalúas el acuerdo?
-Es un acuerdo bien ambicioso porque pretende vincular a 400 mujeres a las fincas bananeras de la empresa durante este año.
Hasta la fecha se han incorporado casi 200 trabajadoras y viene siendo una experiencia altamente positiva.
Muchas mujeres de la región se han acercado a entregar sus hojas de vida y el sindicato, una vez realizada la selección, imparte talleres de capacitación conjuntamente con el SENA para que una vez que ingresen a trabajar puedan hacerlo de forma eficiente.
Posteriormente se da un seguimiento social de estas compañeras, durante dos semanas van a fincas experimentales, donde se las inicia en las tareas que deberán desarrollar cuando se integren formalmente al trabajo.
-¿Cómo se viene dando esa integración?
-Las jóvenes que han ingresado a las fincas lo hacen bajo el respaldo de un compromiso con la administración de la empresa y con los trabajadores con más antigüedad para que el proceso de adaptación se haga en conjunto ya que el ritmo de las novatas será menor y eso requiere que el resto de la plantilla se adapte.
Por otra parte, estas trabajadoras ven muy positivo laborar bajo las garantías de una convención colectiva nacional. Muchas de ellas provenían del mercado informal.
-¿Cómo están viviendo ellas esta oportunidad? ¿Has podido socializar sobre esto?
-Realmente las historias de vida de las mujeres que llegan al Sindicato para postular a los trabajos son asombrosas.
El 90 por ciento son jefas de hogar con hijos a cargo y muchas tienen un historial de violencia intrafamiliar y encuentran en la vinculación laboral una oportunidad de construir su propio proyecto de vida.
Recibir remuneración a través de un trabajo digno no solo les ha dado independencia sino que les ha permitido sustentar necesidades básicas como alimentos y vivienda y eso hizo que vuelvan a soñar con estudiar, tener su casa propia y dar un futuro mejor a sus hijos e hijas.
Sin duda este proyecto les ha cambiado la vida.