“Trabajé en el riego de las plantaciones y luego como tractorista, además tengo formación académica como pedagoga. Pero debido a una patología me retiré dos años y luego volví al sector de almacenes”, cuenta Bárbara.
“Esa etapa fue muy dura y frustrante. Estuve sin caminar hasta dos meses. Quien me ayudó en ese momento fui mi hija más pequeña, que hoy tiene 14 años. El que era mi compañero me abandonó y quedé sola con mis hijos. Pero dimos vuelta esa etapa y hoy mantengo mi hogar”, afirma con orgullo.
Su enfermedad se agravó por las tareas en el tractor, por las largas jornadas que fueron más bien autoexigidas “por el hecho de ser mujer”.
“Las mujeres nos sentimos en la obligación de dar pruebas permanentes de nuestras condiciones para el trabajo”, dice.
-¿Cómo te sientes ejerciendo una tarea tan masculinizada?
-Es cierto que el trabajo en el medio rural está muy masculinizado. Este es un país altamente machista y vencer estos estereotipos no es fácil. Pero se puede y yo soy la prueba de eso.
De todas maneras tuve que ganarme mi espacio en la empresa. Somos apenas 17 mujeres de un total de 200 trabajadores y hay unas cuantas que son jefas de hogar como yo.
Estamos desterrando la idea de que la mujer no puede hacer tal o cual cosa. Hay momentos en que nos sentimos solas, pero no nos queda otra que seguir.
-¿Formas parte del sindicato?
-Sí, hace un año más o menos me invitaron a participar. Estoy aprendiendo todavía. Me siento muy motivada para seguir en la tarea sindical.
-¿Qué te pareció el taller de UITA sobre el fortalecimiento de las mujeres de CONTAR?
-Fue muy gratificante y enriquecedor. Los testimonios de las compañeras de las distintas regiones de Brasil nos permitieron conocer otras realidades. Poner las cosas en perspectiva siempre es bueno.
Tenemos que trabajar en abrir la agricultura a las mujeres. Ese puede ser uno de los grandes desafíos de la Confederación.
-¿Qué mensaje te gustaría mandar a las mujeres rurales?
-Que tienen que ser perseverantes en la búsqueda de espacios: trazar metas, no darse por vencidas y alcanzar nuevos ámbitos de participación en la sociedad.
En Brasilia, Jaqueline Leite