“Fue una negociación muy extensa, cerca de 68 días en los cuales se tuvieron que abordar, por imposición de los empresarios, temas que eran de su interés como el excedente de cajas de frutas.
Se estima que alrededor de 25 millones de cajas en el segundo semestre verían su precio reducido por ser fruta excedente.
-Por lo tanto querían pagar menos…
-Sí, esa era la lógica. Luego estuvo el tema de la productividad, que interesa a ambas partes. Tiene que ver con el distrito de riego, que representa una inversión de 8.000 millones de pesos, una cifra muy grande para que el presupuesto nacional lo destine a una sola región, en este caso Urabá.
Los empleadores han contratado a técnicos que mejoraron la productividad en Santa Marta, logrando 2.600 a 2.800 cajas por hectárea en la semana, cuando escasamente llegamos a 2.000.
Estuvo en la mesa también la propuesta de bajar el precio de la fruta de menor calidad, pero luego que el 99 por ciento de los trabajadores y trabajadoras votaron por la huelga y las denuncias de lo que nos querían quitar en las convenciones, logramos la atención de los empresarios y se cambió el eje de la discusión y de la negociación.
-Una huelga general de los trabajadores del sector bananero no paraliza únicamente las fincas involucradas, paraliza a toda Urabá.
-Sí, para quienes no conocen la región, el eje bananero está formado por cuatro municipios habitados por alrededor de 400.000 personas.
El 65 por ciento de la economía de la zona depende de la explotación del banano, lo que significa que si se suspendían las labores en las 271 fincas, se paralizan más de 19.000 trabajadores y 130 empresas vinculadas, es decir toda la actividad regional.
En estos conflictos los trabajadores y las trabajadoras no tienen otra forma de manifestar su fuerza que tirándose a la calle y esto paraliza hasta el tránsito.
La votación de la huelga fue el punto de inflexión para continuar negociando, esta vez con tres mesas de trabajo.
Los empresarios sacaron a algunos delegados que eran más conflictivos y se terminó conformando una sola mesa integrada por una selección de la gente que más experiencia tenía en el proceso de negociación para poder llegar a un acuerdo final.
-¿Qué es lo más destacable de la nueva convención?
-Lo más importante fue el incremento salarial y los beneficios en salud, sobre todo en esta región donde los servicios son precarios y eso dificulta el acceso a una atención médica de calidad.
El 70 por ciento de las peticiones del pliego eran referentes a la seguridad social debido a esa carencia asistencial por parte de las prestadoras de salud del Estado en la región.
Sentar a las Entidades Promotoras de Salud (EPS), a las Administradoras de Riesgo Laboral (ARL) y a las empresas que manejan las pensiones fue un logro muy importante.
Todos estos entes se comprometieron a facilitar el acceso a la salud de los trabajadores y trabajadoras. Que esto sea avalado por el Ministerio de Trabajo no tiene precio.
Con esta cláusula se pueden salvar vidas, algo bastante más importante que un aumento salarial.
Para que esto no quede en papel mojado estamos trabajando en la formación de una mesa permanente integrada por representantes de todas esas organizaciones, conjuntamente con los sindicatos y otros grupos de la sociedad civil para que estén pendientes de que este acuerdo se cumpla en toda la región de Urabá.
Ese es nuestro reto de aquí en adelante.
Gerardo Iglesias y Jorge Andrés Vargas | Foto: Alexandra Muñoz | Rel UITA
En Apartadó, Gerardo Iglesias