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Con César Fernando López

Un pueblo valiente hizo retroceder al presidente

Después de más de 10 días de una huelga nacional y de masivas manifestaciones populares que fueron reprimidas con ferocidad, el gobierno de Lenín Moreno derogó el decreto 883, causa principal de las protestas que mostraron una vez más que la lucha paga.

César Fernando López, presidente de nuestra organización afiliada la Federación Sindical Independiente de los Trabajadores y Trabajadoras del Ecuador (FESITRAE), analizó el alcance de las movilizaciones y lo que aún queda por resolver.

“En definitiva se derogó el decreto que eliminaba los subsidios a los combustibles y quedó el compromiso de construir uno nuevo, pero ahora con la participación de los movimientos populares”, dijo a La Rel.

Según el dirigente, la Confederación Nacional de Asociaciones Indígenas del Ecuador (CONAIE), que lideró las protestas, presentará un documento con los principales puntos a ser atendidos ante la comisión negociadora.

Este organismo también tendrá presencia de representantes del movimiento sindical para tratar el tema de la reforma laboral.

“Lo más importante es que se logró echar abajo el decreto y de a poco vamos retomando la normalidad en la capital para poder comenzar un diálogo que permita una salida a la crisis que enfrentamos”, dijo César.

El peso de los indígenas

“Finalmente, con la conducción del movimiento indígena –continuó– el resto de los movimientos sociales, entre ellos el sindical, que permanecía atomizado y dividido, logró unidad para marchar y defender sus derechos”.

Para César el gobierno comenzó a retroceder cuando los contingentes indígenas llegaron desde la Amazonía. “Son grupos muy fuertes y son los guías de los militares que custodian las fronteras del país”, explicó.

Fue decretado toque de queda pero nadie obedecía. El pueblo estuvo en masa en las movilizaciones de forma valiente, no se dio un paso atrás y esa fue nuestra gran victoria”, subrayó.

El dirigente evaluó que se dio un primer paso para salir de una profunda crisis social pero que de aquí en más se comienza una nueva etapa en la que los sindicatos deberían tener un papel más preponderante, sobre todo en lo referente a frenar los intentos de reforma laboral dictados por el FMI.

“No hay que olvidar que el acuerdo con el Fondo tiene como objetivo la privatización de empresas públicas vitales para el país, con la consecuente pérdida de puestos de trabajo que eso acarreará”, consideró.

De todas formas creo que a partir de este octubre quedó claro que no hay represión que detenga a un pueblo consciente de sus derechos”, finalizó el sindicalista.