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VII Congreso Nacional de la CNTA
Intervención del secretario regional de la UITA

Lo peor no es la falta de recursos, es la falta de ideas y de osadía

El contexto mundial

Definitivamente ingresamos en un período histórico nefasto para la humanidad y la sobrevivencia de este planeta. Asistimos a una renovada arremetida conservadora que carece de ética y por lo tanto no conoce de límites.

Lastimosamente, hay que decirlo, múltiples manifestaciones políticas embriagadas en el odio contra los migrantes, la discriminación racial, de género y el ataque a los derechos humanos cuentan con amplios respaldos de la población a nivel global.

El estado de bienestar social es, a estas alturas, un anacronismo.

A las élites imperialistas solo les interesa el bienestar de las transnacionales y del sistema financiero, aunque en ese proceso sean sacrificadas millones de personas en el matadero universal del capitalismo.

Brasil y su contexto

La actual situación se venía gestando desde hace tiempo.

Nosotros vaticinamos sin lealtades trágicas ni absurdas fidelidades partidarias: «el progresismo«, en Brasil como en otros países de América Latina, se alejó de la gente y de las arquitecturas de acumulación política y sustentación ideológica.

En este país, mientras los principales cuadros se encapsularon en los gabinetes de la administración pública, se abandonaban espacios y las estructuras referentes de construcción de ciudadanía.

¿Qué sucedió entonces? Que esos espacios fueron ocupados por nuevos actores que ahora cautivan multitudes con sus catequesis mágicas y, por otro lado, tenemos un desbordante caudal de militantes desorientados, desmotivados políticamente.

En la actualidad el gobierno de Jair Bolsonaro -tragicómico, autoritario, antipopular- antepone los intereses y el libre albedrío del empresariado a los derechos y libertades de los individuos. La consigna es tratar bien al capital, el resto no importa, no interesa, no es responsabilidad de la administración pública.

Todas las reformas que fueron aprobadas o están en proceso de serlo tienden a beneficiar a una élite conformada por el sector financiero, el agronegocio y el capital transnacional, en detrimento de un pueblo que merece vivir con dignidad y en la certidumbre de un futuro mejor.

La ley de tercerización es un buen ejemplo para conocer cuáles son las motivaciones y alcances de un gobierno que responde a la lógica del pensamiento neoliberal, para el cual la pobreza se combate con mayor precariedad laboral, la generación de empleos basura y el desmonte generalizado de derechos.

Y el movimiento obrero

Hace unos días, entrevistado por la Rel UITA Artur Bueno Camargo mencionaba: «en 40 años de sindicalismo, nunca vi un ataque similar a los derechos laborales tan duramente conquistados». Pero agregaba: «el movimiento obrero está debilitado y con escasa capacidad de movilización, lo que allana el camino para que el gobierno siga avasallando derechos laborales».

¿No será que también los sindicatos inhabilitaron el diálogo con sus bases, dejaron de lado la confrontación de clases, limitándose a labores meramente burocráticas, estatutarias, sin intencionalidad política?

Si no hemos sido capaces de dar soluciones a viejos problemas, ¿tendremos capacidad para enfrentar los nuevos desafíos con la transformación del mundo del trabajo que se avecina?

Los posibles caminos

¿Cómo salimos de esta encrucijada? ¿Haciendo más de lo mismo? ¡Claro que no!

El movimiento obrero debe redescubrirse rescatando su misión histórica de transformar esta sociedad por medio de amplias alianzas estratégicas. De lo contrario, el saqueo, la violencia y la depredación ambiental no tendrán fronteras, ni voces disidentes.

Ahora que los sindicatos ya no son tribunas estratégicas para los partidos políticos, pues como fuera señalado, estos últimos se transformaron en corporaciones electoralistas y vacías de participación popular; ahora que la intolerancia y el sectarismo partidario perdieron fuerza, ¿qué nos impide cerrar filas, aglutinar capacidades por medio de acuerdos programáticos de incidencia política y pública?

Ahora que las centrales sindicales, todas ellas, están más preocupadas de salvarse a cómo dé lugar y no mandan como antes, ¿no será hora de buscar la transformación desde las bases, dejando atrás lineamientos y posturas dogmáticas?

Debemos reformular estrategias, encontrar nuevos caminos, promover las alianzas posibles con otras organizaciones: ambientales, feministas, de derechos humanos, LGBT, de pueblos originarios.

Fusionar sindicatos, articular capacidades, como sucede con la Unión Sindical de Trabajadores de Limeira (USTL), que nuclea a 13 organizaciones, de diversos sectores de industria de distintas centrales sindicales.

¿Por qué no vamos a más y terminamos de una vez con la división entre la CNTA y la CONTAC, para ir luego al encuentro de una plataforma más amplia, de mayor calibre político junto a la CONTAG y la CONTAR, el sector hotelero y del turismo?

Lo peor no es la falta de recursos, es la falta de ideas y de osadía.

Hay que enfrentar a este gobierno, al tsunami neoliberal, al mismo tiempo que nos liberamos de la melancolía paralizante, de la estéril rutina institucionalizada, y dejando de ser previsibles, enfermizamente previsibles, vamos al encuentro de nuevas comprensiones y nuevas prácticas.


En Praia Grande, Gerardo Iglesias