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“Cuando uno deja la quejadera de lado y pone ganas de luchar, se logra avanzar”

João es hijo de un peón rural uruguayo y una migrante alemana, actualmente vive en el municipio de Arroio Grande, a 45 kilómetros de Yaguarón, en la frontera entre Uruguay y Brasil. Presidente del Sindicato de Trabajadores Rurales de Arroyo Grande y Región, nos cuenta cómo se está modificando la identidad agrícola de la zona y en qué medida la soja se ha transformado en una invitada tan extraña como dañina.

-¿Cómo sobrellevan la nueva realidad del movimiento sindical brasileño?
-Venimos haciendo un trabajo conjunto en Arroyo Grande y en Yaguarón porque el Sindicato de Trabajadores Rurales de ahí no resistió la desfinanciación que provocó la reforma laboral al quitar la obligatoriedad del impuesto sindical.

Nuestra organización, si bien sintió el cimbronazo, se sobrepuso y sigue activa en la región que está muy ligada a los trabajadores del arroz a pesar de que la soja avanza sin piedad por esas tierras.

-¿Desde cuándo militas sindicalmente?
-En la interna de los sindicatos desde chico, porque mi padre era asalariado rural y estaba vinculado al sindicalismo y yo lo acompañaba.

En 2007 me asocié al Sindicato de Trabajadores Rurales de Arroyo Grande y en 2013 ingresé a la directiva de la organización, que actualmente presido junto a Gabriel Santos.

-Hablabas del avance de la soja, un cultivo que no genera empleo y que además fomenta una demanda absurda de agrotóxicos.
-A mí me gustaría que alguien me señalara un solo beneficio del cultivo de soja para nuestra región.

La soja avanzó en los últimos 12 años. De 800 hectáreas plantadas pasamos a 45.000 y esto trajo aparejado un daño ambiental preocupante.

La mayoría de nuestros cursos de agua están contaminados por los agrotóxicos que se utilizan a gran escala, pero además la soja no generó la rentabilidad esperada.

Actualmente estamos trabajando en conjunto con el Ministerio Público sobre el tema de los agrotóxicos.

Más recientemente estalló la mortandad masiva de abejas en Rio Grande do Sul y Santa Catarina. Esta situación tuvo una difusión mayor este año porque se radicó la denuncia y hay una demanda en curso, pero la problemática nos preocupa hace tiempo.

Y está el tema de los suelos. El suelo donde se cultiva soja tarda entre tres y cinco años en recuperarse si tenemos capitalización para hacerlo.

Hemos perdido nuestra identidad productiva, que es la agropecuaria familiar y el cultivo de arroz que cada vez ceden más área al monocultivo de la soja.

El avance de la soja y la pérdida de empleo

-Además se registra el problema en la generación de empleo…
-Exacto. En el estado de Rio Grande del Sur el área de arroz disminuyó en un 9 por ciento, que en buena parte fue sustituida por el plantío de soja.

El arroz demanda de un empleo cada 50 hectáreas, mientras en la soja se necesitan 300 hectáreas para generar un empleo.

Entonces es fácil deducir que el desempleo viene creciendo porque, como lo manifesté, la identidad agrícola de esta región se está perdiendo.

Con el avance de la soja nada bueno nos espera.