La medida será principalmente patrocinada por los sindicatos ‒entre los cuales figura nuestra afiliada suiza UNIA‒, por numerosas organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos, constituyendo el segundo acto desde la primera huelga histórica que tuvo lugar el 14 de junio de 1991.
En aquella jornada, 500.000 mujeres, bajo el eslogan “Con las mujeres de brazos cruzados, el país pierde el control”, se rehusaron a trabajar para reclamar la instrumentación del artículo sobre la igualdad introducido en la Constitución hacía 10 años.
La respuesta a ese movimiento fue la obtención de una ley federal sobre la igualdad, incluyendo la licencia por maternidad y medidas contra la violencia doméstica.
A pesar de estos avances, la realidad suiza sigue siendo todavía fuertemente discriminatoria hacia las mujeres.
Citemos, entre otros hechos, que ganan promedialmente 19 por ciento menos que los hombres; que son empleadas con mayor frecuencia bajo contratos precarios y son proporcionalmente más afectadas por el desempleo; que muchas de ellas son despedidas después de su licencia maternal.
También que las madres desempeñan 53 horas de trabajo doméstico y familiar por semana, contra 29 por parte de los padres; que mensualmente dos mujeres son asesinadas por su (ex)compañero y una de cada cinco sufre violencia física o psicológica durante su vida; que el derecho de asilo no tiene en cuenta las violencias específicas en función del género ni en el país de origen, ni durante su recorrida migratoria, ni en el país de acogida.
Es hora de demostrar una vez más que sin las mujeres un país no puede funcionar y, por lo tanto, de reclamar medidas concretas para rebatir la cultura patriarcal que nutre las desigualdades y la opresión.
Igualmente, se trata de cuestionar las políticas neoliberales, cuyas primeras víctimas son las mujeres.
Las reivindicaciones abarcan la igualdad salarial (mediante el principio de igualdad de retribución por trabajo de igual valor), la valorización de los oficios “femeninos”, una legislación protectora de las trabajadoras migrantes, garantías que permitan ingresos decentes, licencias parentales dignas de su nombre, una política nacional para terminar con la violencia sexista y las discriminaciones.
Esta huelga constituirá asimismo una ocasión para manifestar la solidaridad de las mujeres en Suiza con las mujeres del mundo entero víctimas de violencias sexistas, privadas de sus derechos, pero a la vez explotadas en el trabajo para materializar más rentabilidad al capital.
La última reunión del Comité de la Mujer de la UITA extendió su apoyo a esta huelga.