A pesar de las intimidaciones públicas, los anuncios de represión y las posibles sanciones administrativas del Ministerio de Trabajo, los trabajadores y trabajadoras estuvimos nuevamente en la calle el martes 30.
Resulta lamentable que, a 40 años de la primera huelga contra la genocida dictadura militar, en democracia debamos enfrentar las mismas políticas económicas y sociales que destruyeron la economía nacional y el tejido social.
La CGT Regional Córdoba y el conjunto del movimiento obrero y los sectores populares volvemos a convocarnos para rechazar, repudiar y advertir sobre las consecuencias de la crisis social, económica y política por la cual está atravesando nuestro país.
Los principales perjudicados de esta crisis son los trabajadores, jubilados y los de menores ingresos.
Nos resulta lamentable e inadmisible que nuevamente tengamos que expresarnos públicamente sobre las mismas preocupaciones que venimos sosteniendo desde hace tiempo y sobre las cuales el gobierno nacional hace oídos sordos.
En agosto del año pasado, la resolución del plenario de las regionales de la CGT de la provincia de Córdoba hizo claro su reclamo: en contra del ajuste y la recesión, en defensa de los puestos de trabajo, del salario, de la educación pública, del sistema previsional público, de las obras sociales sindicales y por la derogación de la ley provincial 10333.
Por eso seguimos movilizados y en lucha, coincidiendo con los objetivos por los cuales fue convocada esta jornada de paro lucha y movilización.
Los informes sectoriales y de las distintas CGT regionales de la provincia nos vienen demostrando, desde hace tiempo, un claro deterioro del empleo, la producción nacional y las condiciones laborales.
Esto como consecuencia de las políticas del gobierno nacional, que orientó la matriz productiva hacia la especulación financiera, el endeudamiento externo, el ajuste permanente, el achicamiento del Estado y la concentración de las riquezas.
Se han favorecido a las producciones primarias, el sector financiero y la megaminería, en perjuicio de las economías regionales, las pequeñas y medianas empresas y el empobrecimiento de los trabajadores y la población en general.
Los discursos de campaña del gobierno nacional fueron intencionalmente falaces y mentirosos.
Así en tres años: “la pobreza cero se transformó en un 34 por ciento de pobres, más de 15 millones de personas pobres, donde lo más lacerante es que la mitad son niños menores de 14 años a los cuales estamos condenando y direccionando su futuro al fracaso”.
“La protección al empleo” terminó destruyendo más de 260.000 puestos de trabajo industriales.
Este gobierno ha puesto en jaque a todo el sistema productivo industrial, perjudicando a sectores como el metalmecánico, la madera, el textil, la alimentación, el calzado, la construcción, el metalúrgico, entre otros, provocando despidos, suspensiones y pérdidas de condiciones de trabajo.
Han destruido la matriz productiva nacional, provocando el crecimiento de la tasa del desempleo al 10 por ciento y transformando el trabajo de un derecho en un privilegio.
“La eliminación del impuesto a las ganancias” pasó a convertirse en la generalización del impuesto.
“La baja de la inflación” se convirtió en el récord de aumento de precios y una salvaje devaluación del peso respecto del dólar.
El poder adquisitivo de los salarios cayó más de un 15 por ciento y en términos de dólares más del 100 por ciento.
Los techos y condicionamientos de las negociaciones paritarias han provocado que hoy los salarios estén por detrás de la inflación, desmitificando los intencionados lineamientos económicos que pretendían endilgar al salario la culpa de la inflación.
La promesa de “no volver a endeudarse con el FMI” se transformó en el programa de endeudamiento más importante que el fondo monetario firmara con un país miembro en toda su historia.
Se triplicó la deuda externa por una timba financiera en la que ganaron unos pocos y que, además, son los de siempre.
Ante sus propios fracasos económicos, profundizaron las políticas dictadas por el FMI, favoreciendo la especulación cambiaria y la fuga de capitales.
Los “brotes verdes” nunca llegaron y se transformaron en una economía marchita, con el cierre de empresas, despidos masivos, suspensiones y la agonía generalizada para un importante número de pequeñas y medianas unidades productivas.
Con la apertura indiscriminada de las importaciones, la dolarización de las tarifas de los servicios públicos y el aumento sideral de las tasas de interés, han ahogado al sistema productivo, provocando el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas.
Se han transferido enormes recursos desde los sectores productivos hacia los sectores financieros y especulativos.
El sector público sufrió los embates del ajuste, con despidos, reducciones salariales y modificaciones de sus condiciones laborales en beneficio de un estado ausente y proclive a los intereses especulativos, financieros y concentrados de la economía.
Muchas provincias han copiado este modelo de ajuste salvaje y llevado a los trabajadores de las administraciones provinciales a condiciones laborales y salariales límites.
Los jubilados debieron sufrir la pérdida de su poder adquisitivo con una reforma previsional espuria e inequitativa, lograda en recintos cerrados, custodiados y alejados de la necesidad del pueblo, que a todas luces expresaba su malestar en las calles.
Vamos a denunciar a todos quienes hicieron posible esta enajenación de los haberes de los jubilados, conspirando en contra del pueblo y a favor de los poderosos y sus propios intereses.
Ante todo esto seguiremos luchando, expresando nuestra preocupación y la firme decisión de trabajar en la construcción de una sociedad productiva, solidaria y equitativa.
El único camino que puede cambiar el rumbo de esta historia es político y pasa por derrotar este modelo liberal de concentración y especulación que ha llevado al deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras y pone en peligro al conjunto de la sociedad argentina.
Por ello convocamos a la unidad de la oposición, sin exclusiones y con un claro programa que mejore la calidad de vida de los ciudadanos para restituir los derechos perdidos.
Los trabajadores ya hemos hecho todo el esfuerzo posible, hemos perdido más de la mitad de nuestros salarios, hemos sufrido despidos y suspensiones.
Estamos sacrificando nuestras condiciones de vida por un gobierno nacional que solo produjo el caos y la desolación productiva.
¿Cómo creer en un gobierno que mintió antes de asumir, que propuso metas inalcanzables, que cambió su discurso reiteradamente y que hasta los sectores más poderosos que lo encumbraron ahora toman distancia con él y marcan sus diferencias?
Anuncia medidas y a los pocos minutos la propia realidad se encarga de demostrar su debilidad y mentira.
Seguiremos denunciando, resistiendo y luchando para construir la sociedad inclusiva, equitativa y solidaria que necesitamos para que el conjunto de los argentinos podamos vivir dignamente y volver a soñar con una patria grande, libre y soberana.