Las innovaciones tecnológicas y las variedades mejoradas sustentaron el “milagro” del campo mexicano, un sector que entre 1945 y 1970 creció 7 por ciento anual, el doble de lo que crecía el país.
El milagro se sustentó en la investigación de más de 1.400 variedades mejoradas de los cultivos de importancia para México: más de 300 variedades de maíz; más de 160 de frijol; 250 de trigo; 60 de arroz; 50 de papa; 30 de cebada y 45 de soja, y en la estructura de producción, abandonada después por el neoliberalismo.
Las inadecuadas políticas agropecuarias, el cierre de la Productora Nacional de Semillas, la escasa inversión en investigación, llevaron al país a la crisis alimentaria más grave de su historia, con importaciones anuales de 16 millones de toneladas de maíz, 5 de trigo, 85 por ciento del arroz, 97 por ciento de la soya y 400.000 toneladas de frijol.
Los gobiernos neoliberales apostaron por importar en lugar de producir localmente.
En 2003 el presidente Vicente Fox pretendió cerrar el Inifap. Al no lograrlo, decidieron extinguirlo, cancelando plazas y limitando su presupuesto y apoyo a la investigación, a la vez que otorgaron apoyos al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), que suplantó las responsabilidades de las instituciones nacionales.
Para formalizar, en acuerdo con Sagarpa y Cimmyt, la autorización de Masagro (Programa de Modernización de la Agricultura Tradicional), colocaron desde la Sagarpa, ahora Sader, a un nuevo director general y pusieron al servicio de este programa otros recursos federales y estatales, cometiendo además dumping contra investigadores nacionales.
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En el Inifap se mantuvo por 10 años al director general y a su director de Investigación y Vinculación, quienes fraguaron la colusión con Sagarpa, Cimmyt y Masagro.
Este último programa ofreció en 10 años el incremento de la producción de maíz y trigo en varios millones de toneladas, así como la sustitución de 1,5 a 3,0 millones de hectáreas de criollos por híbridos.
Después de ocho años de operación, Masagro no ha cumplido sus compromisos, señala el investigador Antonio Turrent Fernández.
El movimiento de huelga iniciado el 20 de marzo por el Sindicato Independiente de Investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Siiinifap), que agrupa a 75 por ciento de los investigadores del Inifap, apunta a la firma de un contrato colectivo de trabajo cuyos puntos principales privilegian la investigación..
Los investigadores no piden un incremento en el presupuesto fiscal del Inifap, ni un aumento salarial.
Solicitan que del recurso con el que ya cuenta el Inifap se asignen 100 millones de pesos (poco más de 5 millones de dólares) para 302 proyectos en 77 campos experimentales a escala nacional.
Piden también que se respete la integración de comisiones mixtas de planeación, evaluación de resultados y seguimiento de proyectos.
Ambos puntos, incluidos en el CCT de 2017, atienden a las prioridades del país y apoyan la agenda del gobierno hacia la suficiencia y soberanía alimentaria de México.
La solución evitaría que se pierdan este año las investigaciones en el ciclo de cultivos básicos y oleaginosos.
N del E: El intertítulo es de La Rel