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Con Nevick

“Los brasileños nos exprimieron y nos echaron”

Nevick comenzó muy joven a trabajar. Durante 12 años se ha desempeñado como técnico en refrigeración en el departamento de operaciones portuarias de Chiquita Brands en Limón.

Igual que sus compañeros y compañeras fue despedido de forma abrupta por la compañía.

“El sábado 2 de marzo, cuando terminé mi turno a las 3 de la tarde, la terminal estaba casi vacía y había una fila interminable de camiones que se llevaban los últimos contenedores.

La empresa se comportaba como si todo estuviera normal, pero nosotros estábamos muy angustiados. ¿Cómo no pensar en los trabajadores de Dole que acababan de ser todos despedidos?

El domingo, un compañero me mandó por WhatsApp la imagen de un comunicado. Chiquita simplemente cerraba los portones y nos despedía. Sentí como si me cayera un balde de agua fría. Fue feísimo y tuve que salir de la casa.

Comencé a pensar en todas las responsabilidades que tengo y sentí una gran incertidumbre de cara al futuro. Luego reaccioné y pensé que fue una total falta de respeto. Fue una puñalada por la espalda la que nos clavó Chiquita”.

Chiquita Brands nunca dio la cara, ni se preocupó por las consecuencias de sus acciones que violentan los derechos fundamentales de cientos de trabajadores y trabajadoras y de sus familias.

Un comportamiento cínico que ha caracterizado Chiquita Brands tras la adquisición de la compañía por parte del consorcio brasileño Cutrale-Safra. El cambio de propiedad marcó un parteaguas en las relaciones obrero-patronales.

Cuando llegaron los brasileños todo cambió. Comenzó el recorte de personal, la sobrecarga laboral y la reducción de horas extra. Prácticamente más carga de trabajo durante las mismas 8 horas para minimizar los costos de planilla y aumentar la producción. Los nuevos propietarios nos exprimieron durante años y luego nos desecharon”.

Chiquita Brads ha justificado el cierre de la terminal y el despido de todo el personal con la reciente apertura de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM), administrada por la transnacional APM Terminals.

“Es una total mentira. Lo que ha hecho es tercerizar nuestro trabajo usando contratistas que laboran en otros predios en Limón. Allá están todos los contenedores de Chiquita.

La decisión de despedirnos responde a otros objetivos que son destruir al sindicato, acabar con el convenio colectivo y los derechos laborales y abaratar costos. Chiquita ha aprovechado esta coyuntura para quitarse de encima la organización –Sintracobal– que ha venido defendiendo los intereses de las y los trabajadores”.

Nevick está casado y tiene dos hijas. No pasa un solo día sin pensar en el futuro.

Es una situación muy difícil porque en Limón no hay trabajo, y en los predios donde Chiquita terceriza las labores el riesgo laboral es muy alto, las condiciones de trabajo son pésimas y el salario es una miseria.

Estoy considerando la posibilidad de ser autosuficiente y, con el apoyo de algunos compañeros, iniciar un pequeño negocio.

Mientras tanto voy a seguir apoyando al sindicato para que ganemos esta lucha”.


En Limón, Giorgio Trucchi –Rel UITA