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Una nueva masacre en el campo brasileño

Despabílate amor que el horror amanece

Según datos de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), desde el último sábado, 30 de marzo comenzaron a circular en las redes sociales y aplicaciones de intercambio de mensajes, informaciones sobre una masacre en la región de Ponta do Abunã, cerca de la triple frontera de los estados de Acre, Amazonas y Rondônia.

La prensa local notifica que al menos cuatro personas fueron asesinadas, lo que también es denunciado por algunas familias de ocupantes. Los residentes de la zona también relatan la desaparición de varios campesinos.

Un equipo de la CPT de Acre ha confirmado la muerte del líder comunitario Nemis Machado de Oliveira de 50 años. El crimen ocurrió en el Cauchal Santo Domingo, en el municipio de Lábrea, en el Amazonas.

Según declaró a La Rel el sacerdote Paulo César Moreira, coordinador nacional de la CPT, el ataque tuvo ribetes de violencia extrema.

Si bien recién hoy 4 de abril, un equipo de la Pastoral pudo llegar a Amazonas, porque el local donde se produjo el ataque es de muy difícil acceso, trascendió que hubo muertos y heridos, que se incendiaron casas y que hubo personas torturadas”.

Desde 2016, cerca de 140 familias, la mayoría originarias de Acrelândia, viven de la extracción del caucho y de pequeños cultivos en la región, que posee un largo historial de conflictos que involucra a grilheiros (usurpadores de tierras públicas), terrateniente y madereros.

La muerte de Nemis Machado de Oliveira es la segunda de un líder campesino en la región norte del país en los últimos días.

El 24 de marzo, la líder del Movimiento de los Afectados por Represas (MAB), Dilma Ferreira Silva, fue asesinada junto a su marido y un amigo de la familia, en el asentamiento Salvador Allende, en Tucuruí, sureste de Pará.

Ponta do Abunã, en la frontera con Bolivia, es una región de grandes riquezas naturales, rodeada por los bosques nacionales Iquiri y Bom Futuro, por el Parque Nacional Mapinguari y la Reserva Extractivista Ituxí, por eso también atrae intereses económicos y es escenario cotidiano de conflictos por la tierra.