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En paralelo, se hizo con empresas en Tailandia y Reino Unido. “Es un mensaje claro de que nuestro proyecto de expansión es serio y consistente«, dijo el consejero delegado global de la firma, Pedro Faria.
BRF, que nació de la fusión de Sadia y Perdigao en 2009, cuenta actualmente con 35 plantas en su país de origen, seis en Argentina, y una en Reino Unido, en Holanda y en Emiratos Árabes.
También tiene 35 centros de distribución y emplea a 96.000 personas.
En el tercer trimestre de este año ingresó el equivalente a 2.147,5 millones de dólares, 14,4 por ciento más que en el mismo período del año anterior, según sus propias cifras. En Argentina facturó unos 500 millones de dólares.
La operación en Argentina, que se concretará en el primer trimestre de 2016, abarca no sólo la compra de Campo Austral sino la del frigorífico porcino Expork, en la provincia de Buenos Aires.
Un par de meses atrás, BRF ya había invertido 43,5 millones de dólares para controlar varias marcas comercializadas por la empresa Molinos Río de la Plata.
El proceso de internacionalización de las empresas brasileñas, fundamentalmente en América Latina, no es precisamente nuevo. Remonta a al menos una década atrás.
Las “translatinas” (nombre que les dio la Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas (Cepal), se expandieron inicialmente hacia países del Mercosur en sectores como la energía, los cosméticos, la alimentación, la siderurgia.
En Argentina y en Uruguay se han convertido en monopólicas en rubros como la cerveza, y en este último país controlan el principal sector exportador, el de la carne.
Con la compra de Campo Austral, BRF prosigue su plan de hacer de Argentina una de sus principales plataformas en toda la región.
En Brasil, mientras tanto, a los trabajadores les quiere imponer un reajuste que contempla apenas la mitad del índice anual de inflación.
¡Una masacre salarial!