Esta tasa, vigente desde 2001, de 14,8 por ciento para el producto proveniente de la Unión Europea y del 3,8 por ciento para Nueva Zelandia, tenía como objetivo proteger a los productores nacionales – pequeños, medianos y grandes-, garantizando precios estables para la producción interna y preservando los puestos de trabajo.
La ordenanza del Ministerio de Economía fue publicada el miércoles 6 en el Diario Oficial de la Unión.
Según datos preliminares del Censo Agropecuario de 2017 del IBGE, existen en Brasil 1.171.190 establecimientos agropecuarios productores de leche, que en su mayoría pertenecen a la agricultura familiar.
“El ingreso de leche de la Unión Europea, altamente subsidiada, va a impactar duramente el precio de la producción nacional, que ya sufre con precios bajos”, alerta el secretario de Política Agrícola de la CONTAG, Antoninho Rovaris.
La producción láctea es una de las principales actividades ejercidas por la agricultura familiar brasileña, generando ingresos y puestos de trabajo en el campo. Por lo tanto, esta medida del gobierno preocupa muchísimo a la CONTAG.
“Tendremos consecuencias inmediatas y directas para nuestros tamberos, como pérdidas en la producción, desempleo, caída de la renta, deudas. Es bueno recordar que todo el sector productivo, incluso el que está ligado a las patronales, es contrario a esta apertura del mercado a la leche europea”, dijo Rovaris.
“¿Cuál es el motivo de esta medida? ¿Por qué el gobierno no tuvo en cuenta la opinión del sector? ¿Midió las consecuencias?”, se preguntó el dirigente de la CONTAG.
El sindicato exhortó al gobierno a que revise una decisión que ocasionará grandes pérdidas a los productores, en particular a la agricultura familiar.