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Con Julio Rubén Padilla

Despidos masivos en Femsa Colombia

La transnacional refresquera emplea unos 10.000 trabajadores y posee 7 fábricas y 24 centros de distribución en Colombia. Gran parte de la producción de la compañía se desarrolla en la zona franca, lo que le otorga ciertos beneficios fiscales.

La justificación para la racha de despidos es que la reforma tributaria realizada por el gobierno implanta un nuevo impuesto al consumo de las gaseosas y cervezas además argumenta que está perdiendo mercado para su competidora Postobon, que comercializa productos de la marca PepsiCo.

“Con la reforma fiscal impulsada por el gobierno, según los voceros de la compañía Coca Cola Femsa perdería beneficios y no se cumplirían acuerdos que tiene con el Estado, por lo que la solución presentada fue despedir a quien no fuera esencial para la producción”, dijo Julio Rubén Padilla, presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria de las Bebidas (SICO).

Para el dirigente, la empresa disfrazó los despidos con presuntos acuerdos bilaterales.

“De los 200 despedidos, hubo al menos tres casos diferentes: un acuerdo común con indemnización superior a la pautada por ley; retiros incentivados al personal que está cerca de la edad de jubilación y por último los que finalizaron el contrato de forma unilateral, sin ningún tipo de beneficio extra”, denunció.

Este es el mayor despido colectivo realizado por Coca Cola Femsa en Colombia en los 15 años que opera en el país.

“Un 70 por ciento de los despedidos tendrán que buscar nuevo trabajo en una época de crisis. Probablemente terminen en la informalidad. El panorama es complicado y compañías como Coca Cola Femsa se están valiendo de esto para reducir costos a espaldas de sus trabajadores y trabajadoras”, evaluó Padilla.

La baja sindicalización en la compañía contribuyó a que Coca Cola Femsa realizara este despido masivo sin consecuencia alguna por el momento.

“Ninguno de los despedidos estaba afiliado a un sindicato. Sólo nos restó denunciar este atropello y solicitar la solidaridad del movimiento obrero.

Los sindicatos son la única herramienta que tenemos para enfrentar el poder de las compañías transnacionales, a las que no les basta los beneficios que el Estado les otorga, sino que quieren lucrar más aunque el costo social de eso sea desastroso”, concluyó.