La doctora Claudia Calero, directora de Gestión Social y Ambiental realizó una detallada intervención donde destacó la importancia del sector para la economía y la sociedad del Valle del Cauca. A continuación transcribimos lo principal de su ponencia.
El Valle Geográfico del río Cauca hoy en día tiene 243.000 hectáreas sembradas de caña de azúcar.
Asocaña tiene presencia en 50 municipios que reciben un 60 por ciento de ingresos de tributos provenientes del sector azucarero.
Es muy importante, pues estamos viendo que el sector definitivamente juega un papel primordial y es un motor para esta región.
Molemos al año 24 millones de toneladas de caña; se producen alrededor de 2,2 millones de toneladas de azúcar y 1.600.000 litros de etanol diario, lo que equivale a alrededor 367 millones de litros al año. Además, 6,7 millones de toneladas de bagazo que queda de la molienda van a la producción de papel y parte se utiliza como combustible en nuestras calderas.
Con relación a la generación de energía el sector produce un poco más de 1.460 gigavatios/hora al año.
Estas cifras exponen claramente la importancia del sector para Colombia. Sin embargo, en este momento enfrenta una serie de dificultades que nos preocupan enormemente.
El negocio del etanol en Colombia está mal, porque en 2017 crecieron las importaciones en 285 por ciento y en lo que va hasta julio de este año el aumento superó el 250 por ciento.
¿De dónde proviene ese etanol? De Estados Unidos. Lo producen a partir de maíz, y se trata de excedentes de producción que ingresan al país de forma subvencionada y que además no cumplen con nuestras normas ambientales.
Nuestro programa de etanol, creado por la Ley 693 de 2001, estableció tres condiciones básicas para este producto: fortalecer el empleo agrícola y rural, fortalecer el agro colombiano y generar menor dependencia en las importaciones de combustibles.
Ninguna de estas tres condiciones se está cumpliendo.
El incremento en las importaciones de un producto proveniente de Estados Unidos, subsidiado en un 50 por ciento, genera una gran distorsión en el mercado colombiano pues ingresa entre un 35 o un 40 por ciento por debajo del precio de producción y así definitivamente la industria nacional no puede competir.
A pesar de que contamos con varios instrumentos normativos, como una resolución de carácter ambiental que estipula que el etanol que ingrese al país debe cumplir con determinados requisitos -por ejemplo una huella de carbono de hasta 880 Kg. de CO2 por metro cúbico- se está permitiendo el ingreso de etanol con hasta 1.500 kg de CO2 por metro cúbico.
Lo más grave de esta situación es que ingresa con certificados entregados por empresas certificadoras que no están acreditadas.
Pero acá no pasa nada.
De igual manera existe una resolución de calidad de etanol, que también tiene que ser certificada. Pero lo certifican sin que cumpla con las condiciones estipuladas.
No hay forma de que el mercado nacional pueda competir en estas condiciones.
Por otra parte cabe señalar que ese etanol que se importa a precios sensiblemente más bajos no se vende más barato al consumidor final. La diferencia se la quedan los importadores.
Le solicitamos al gobierno que haga cumplir las normas ambientales y que el etanol que entre al país cumpla con la huella de carbono; que haga cumplir la resolución sobre calidad del etanol y que el producto importado entre en igualdad de condiciones, que no haya ese contrabando técnico y ese dumping que producen los subsidios al producto.
Pedimos también que se reviva una resolución vigente hasta 2016, la 90.454, que permitía que ingresara etanol a Colombia sí y solo sí en nuestro país existiera déficit.
En cuanto a la producción de azúcar, la situación tampoco es muy buena. Se da una situación similar a la del etanol, con altos porcentajes de importaciones.
Hemos pedido al gobierno que establezca una resolución de calidad de azúcar, y se ha logrado que el Ministerio de Salud realice observaciones, pero aún no se ha dado ninguna resolución.
A esto hay que sumarle las limitaciones impuestas por Ecuador, que no ha suspendido la aplicación de la salvaguardia que limita las exportaciones de azúcar de Colombia.
Hay también un gravamen arancelario del 10 por ciento a las importaciones de diez productos originarios de Colombia, entre ellos el azúcar, impuesto por Perú.
Es necesario hacer todo el lobby por parte de Colombia para que este arancel definitivamente se elimine y podamos retomar el comercio con este país.
(…) En definitiva necesitamos del apoyo del gobierno para que se generen y protejan los instrumentos de política pública, el sistema de aranceles para los productos, pero sobre todo tenemos que bregar por mercados fortalecidos.
En este momento nuestros mercados están cada vez más deprimidos en un entorno comercial muy distorsionado por las absurdas subvenciones a las importaciones.
Eso hace que no podamos competir con actores como Estados Unidos, que por otra parte ofrece a sus productores agrícolas gran cantidad de subsidios para la producción que luego vuelca a la exportación con los beneficios estipulados en los Tratados de Libre Comercio que suele firmar.