Hace 100 años los asesinos apagaron la luz de sus ojos, los cuales visualizaron las tragedias que el fascismo naciente realizaría pocos años después.
Esos discursos de odio e intolerancia nacionalista los combatía llamando a todos y todas a luchar: «por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.»
Su pensamiento en estos momentos se vuelve trascendente de estudiar y poner en práctica en un mundo donde las hordas de intolerantes reverberan en los espacios de poder una vez más.
¡Por siempre Rosa Luxemburgo!
¡Vivan los Espartacos!
Nota del Editor: Agradecemos el envío de este material a Luis Miranda