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Un sector jaqueado y otros actores para entrar en escena

La situación en los alicaídos frigoríficos brasileños, pasibles de ser adquiridos por grandes empresas estadounidenses, y la realidad de los trabajadores y trabajadoras del sector es centro de esta entrevista con el secretario general de la Confederación Nacional Democrática Brasileña de la Alimentación (CONTAC).

-¿Cuántos años hace que trabajas en el sector frigorífico?
-Hace cerca de 30, toda una vida en el rubro.

-¿Cómo está el sector en este momento?
-Persisten diversas interrogantes que de alguna u otra forma están relacionadas a la gran operación “Carne Fraca”.

Brasil es el principal exportador de carnes de pollo, vacuna y de cerdo de la región y es sabido que resulta una competencia importante en el mercado, sobre todo para Estados Unidos.

Más allá de los escándalos de fraude que se descubrieron en relación a JBS, también existe cierto oportunismo producto de una guerra comercial entre transnacionales del sector.

Hubo varios casos reales, sobre todo lo vinculado a la corrupción, pero también hubo una sobredimensión de los hechos que llevó a que Europa dejara de comprar carne de Brasil, Rusia también, y eso ha llevado a que el sector cárnico del país esté en jaque.

Grandes empresas como JBS y BRF volcaron su producción al mercado interno, lo que hace que aumente la oferta y consecuentemente bajen los precios y de esa forma las pequeñas empresas tiendan a quebrar porque no pueden competir en un mercado saturado.

Se han buscado otros mercados pero eso no se da de un día para el otro.

BRF a punto de ser vendida

BRF fue muy afectada por el bloqueo de exportaciones y por una muy mala administración de quien fuera hasta hace poco su presidente, Abilio Diniz.

Diniz viene del rubro del supermercadismo y terminó destruyendo la compañía que hasta hoy está pagando los perjuicios.

La empresa se desvalorizó debido a estos factores y viene teniendo resultados negativos, lo que abre el camino a la norteamericana Tyson para que oferte por ella.

JBS, por su parte se vio afectada porque sus propietarios estaban involucrados en diversos casos de corrupción con el gobierno de Michel Temer. Todo esto hizo que el sector frigorífico sintiera el coletazo.

-¿Ya hubo un interés explícito de Tyson?
-Desde hace un tiempo, esta compañía ha demostrado interés en fusionarse con BRF, cuando JBS avanzó en la compra de varios frigoríficos en Estados Unidos, tanto avícolas como bovinos, y entró fuerte en un mercado dominado por la Tyson, fue que esta comenzó a gestar una estrategia para competir con JBS.

Directivos de la compañía llegaron a viajar a Brasil para proponer la fusión y ahora, con la desvalorización de las acciones de BRF, se estima que ofertarán para adquirir la brasileña.

La crisis en el sector y el momento político que vive el país coadyuvan para que la situación sea de total incertidumbre.

La victoria de Jair Bolsonaro seguramente tenga reflejos en los intereses de los estadounidenses y esto también favorecerá la venta de empresas brasileñas.

Un futuro oscuro

-¿Qué esperan si se concreta este rumor?
-Para el movimiento sindical, que ya ha tenido muchas luchas con las empresas locales, siempre es preferible malo conocido que bueno por conocer.

Con las compañías brasileñas ya tenemos acuerdos, canales de diálogo que se conquistaron a lo largo del tiempo a través de mucha lucha y negociación.

Tyson abre la interrogante porque si nos guiamos por lo que hemos leído sobre esa compañía y por lo que nos contaron los trabajadores en alguna visita que hicimos a los frigoríficos en Estados Unidos, la cosa es fea.

Los trabajadores nos contaron por ejemplo que deben usar pañales porque no tienen tiempo siquiera para ir al baño.

Eso, más que el nuevo gobierno se identifica bastante con el modelo estadounidense de flexibilización laboral y disminución de derechos, un modelo salvajemente liberal que Bolsonaro aspira a copiar, hacen que el futuro de la clase obrera en Brasil sea oscuro.

-¿Cómo va la implementación de NR36 luego de la reforma laboral?
-Desde antes que se aprobara esta reforma, desde la CONTAC veníamos advirtiendo sobre el mayor problema que ella implica: que lo negociado estará por sobre lo legislado.

En un país donde los desocupados se cuentan por millones esa cláusula condena a los trabajadores y trabajadoras a rebajar cada vez más sus derechos y beneficios, a negociar a la baja por temor a perder el trabajo.

El Banco de Horas es un gran problema para la implementación de la NR36, porque al obrero no le sirven de nada las pausas logradas por decreto, termina enfermando de tanto trabajar.

Hay empresas que desde el comienzo realizaron despidos masivos sin negociarlos con el sindicato, una práctica completamente lesiva para trabajadores y trabajadoras.

En algunos casos la CONTAC y sus sindicatos pudieron revertir la situación pero el propio presidente electo dijo: “Los trabajadores deberán elegir entre empleo o derechos”.

Esta frase nos pauta el futuro que nos espera a todos los obreros en este país.