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Con Marely Cely Silva

Palma Africana: Un sector con empleo pero sin derechos

Proveniente de una familia de campesinos, esta joven abogada que asesora al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Agroindustria (Sintrainagro) cuenta que es la única profesional en la familia. Salió a estudiar y volvió a volcar sus conocimientos en la región y en la tarea sindical que desarrolla en las seccionales de Puerto Wilches y Minas. En esta entrevista habla sobre los desafíos que tiene planteado el sindicato en el sector palmicultor, algunos de los cuales fueron tratados en el Foro Internacional de la Palma, realizado en Santa Marta entre el 11 y el 12 de octubre.

-¿Cómo te vinculas con Sintrainagro?
-En una primera instancia como soy oriunda de Puerto Wilches, que es un municipio palmicultor por excelencia, contacté con la seccional del Sindicato ahí y comencé una asesoría jurídica que luego se extendió a Minas.

-¿Cómo se delineó este Foro Internacional de la Palma?
-Los ejes temáticos de este encuentro se debatieron previamente entre las subdirectivas de los sindicatos de la palma. Se realizó un estudio mediante grupos focales que arrojaron tres puntos centrales que impactan sobre la vida laboral de los trabajadores del sector.

Estos puntos fueron: la informalidad laboral y sus corolarios, la intermediación y la tercerización; la salud y seguridad en el trabajo, la exposición a diferentes factores que atentan contra este aspecto de la vida de los trabajadores; y los obstáculos de la libertad sindical.

Más adelante se incorporó un nuevo elemento, luego de un estudio realizado por la Universidad de Santander que tiene que ver con el análisis sectorial y económico de la palma y se tuvo en cuenta la participación de los empresarios.

-Este es un sector que viene creciendo, ¿eso se refleja en la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras?
-En Colombia hay cultivadas unas 400.000 hectáreas de Palma Africana y se pretende llegar a unos 4 millones según auguran desde el gobierno.

Por otra parte, a pesar de ese crecimiento no se ve una mejora en las condiciones y derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras del sector.

Por el contrario la intermediación y la tercerización son las formas comunes de vinculación laboral y es lo que nos permite discutir sobre qué es lo que está pasando en la palma, cuáles son sus cadenas de suministros y cómo incorporar en la agenda del Sintrainagro alternativas a este sistema de contratación.

Mano de obra masculina y tercerizada

-¿La mano de obra en el sector palmero es mayoritariamente masculina?
-Sí, hasta hace cinco años lo era en su totalidad. A partir de entonces con la incorporación de la siembra de un híbrido que introdujo Fedepalma*, donde se necesita realizar la fertilización de forma manual, se comenzó a contratar mano de obra femenina.

Pero el 90 por ciento sigue siendo masculina. Y de cada 10 trabajadores palmeros, 7 son tercerizados.

Fedepalma ha realizado una encuesta con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) donde afirman que son el sector productivo con mayor índice de formalidad laboral.

Es cierto que tienen 80 por ciento de trabajo formal, lo que no aclaran es que los parámetros de formalidad del DANE miden cuántos trabajadores cotizan a la seguridad social y no cuántos contratos directos posee el sector que garantice los derechos laborales individuales y colectivos a sus trabajadores.

Impactos sociales y ambientales

-El diálogo que mantiene Sintrainagro en la región de Urabá con el sector bananero, ¿crees que puedes replicarse en el sector de la palma?
-Creo que SintrainagroPalma ya ha logrado potenciar el diálogo con empresarios del sector, lo que demuestra una gran madurez política para dialogar entre pares.

Cuando el sindicato y la empresa se juntan son capaces de fortalecer al sector y en ese sentido es que estamos trabajando.

-Decías que la palma tiene esa característica, que genera empleo pero no genera derechos, las regiones donde se cultiva no crecen socialmente al contrario de lo que sucede en el banano. ¿Por qué crees que se da eso?
-Primero que nada el cultivo de la palma requiere un clima tropical y en nuestro país el clima propicio para esas plantaciones se da en regiones históricamente abandonadas por el Estado, ahí ya tienes un elemento de pobreza.

Por otra parte se da un fenómeno de irracionalidad constante del cultivador de palma, no se piensa en el impacto ambiental o social que este cultivo puede tener porque hay como una embestida cultivadora que seca ciénagas y ultrapasa fronteras agrícolas de forma irracional.

Sin dudas es un cultivo que ha generado cosas positivas pero que requiere de un profundo análisis y una redimensión de los impactos sociales y ambientales que produce para que pueda catalogarse como bueno.


En Santa Marta, Gerardo Iglesias

*Federación Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite