-¿Cómo evalúas estos días de trabajo?
-Me ha parecido sumamente importante la posibilidad de conjugar esfuerzos con UITA y con CLAMU.
En la GAATW tenemos urgencia de hacer alianzas importantes con gremios organizados. El interés demostrado por el CLAMU y la UITA de trabajar los temas de la trata de personas y de la explotación laboral de las mujeres abona el camino en ese sentido.
-¿Las experiencias contadas por las compañeras argentinas se replican en toda América Latina?
-Sí. La situación de explotación laboral de colectivos como las camareras de hoteles o las trabajadoras domésticas se repite en todos lados. La violencia física y psicológica que sufren, también.
Y en todos lados aparece la necesidad de que accedan a derechos, como la libertad sindical, a servicios dignos de salud, a la educación.
-¿Cómo trabaja la organización para brindar la ayuda que reclaman quienes acuden a ella?
-Las organizaciones miembro de la GAATW tienen diferentes líneas de abordaje. Unas trabajan con migrantes, otras con trabajadoras del hogar, otras con niños en situación de explotación sexual, otras con trabajadoras sexuales. Cada una tiene una estrategia diferente.
En Perú estamos cada vez más en contacto con trabajadoras del hogar y con mujeres víctimas de trata.
La informalidad es un factor que favorece la trata, y en América Latina hay un gran nivel de informalidad, lo que dificulta la prevención y el combate al fenómeno.
Mientras el Estado no se resuelva a atacar frontalmente este problema, con la asignación de un presupuesto especial, no va a haber avances significativos.
Hay que tener en cuenta que para la trata se requiere de empresas ilegales de transporte, de viviendas clandestinas, de todo un sistema que no puede ser controlado con unos pocos policías, como sucede actualmente.
Estamos trabajando para que las instancias del gobierno tomen conciencia de la necesidad de articular mejor este combate y de que el sistema judicial sancione adecuadamente la trata.
-¿Han realizado campañas de prevención?
-Sí. En los medios de comunicación, por ejemplo. Algunos de los spots que difundimos están en quechua, porque buena parte de las personas captadas en situación de explotación laboral y sexual son quechua hablantes y viven en zonas alejadas, alto andinas o de la selva.
Luego hay campañas en aeropuertos, para prevenir la explotación de niños por parte de turistas nacionales y extranjeros.
En Colombia, la ONG Renacer hace un trabajo muy fuerte con el Estado en las zonas hoteleras de Cartagena. Y allí han logrado desmantelar una importante red de trata tras una colaboración de más de dos años.
En Perú hemos tenido casos de niñas en situación de explotación sexual que fueron rescatadas por trabajadoras sexuales.
-Hablabas de la importancia de las alianzas entre organizaciones, como la que han realizado el CLAMU y la GAATW a través de la UITA.
-Estas alianzas son esenciales. Vimos cómo CLAMU está absolutamente comprometido con la defensa de los derechos de las trabajadoras.
Necesitamos trabajar de común acuerdo con una organización de este porte para poder llegar a los lugares donde hay más personas vulnerables y dar otras oportunidades a las mujeres que están en situación de riesgo y vulnerabilidad.
En Buenos Aires, Nelson Godoy