Según un estudio recién publicado del IFCN, una consultora que se encarga habitualmente de análisis sobre este sector, esa lista la integran diez compañías europeas, cuatro estadounidenses, dos canadienses, dos chinas, una india y una neozelandesa.
En 2017, entre las 20 recogieron 211 millones de toneladas de la leche producida en el planeta, que llega a las 800 millones de toneladas.
Respecto a 2011 recolectan 11 millones de toneladas más.
Los países que tienen más compañías en ese “top 20” son Francia y Estados Unidos, con cuatro cada uno.
La estadounidense Dairy Farmers of America sigue siendo, como en 2016, la cabeza de ese ránking, con 3,5 por ciento de la producción mundial.
La siguen la neozelandesa Fonterra, la francesa Lactalis, la sueco-danesa Arla y la suiza Nestlé.
La gran novedad de la lista de este año es el ingreso de la india Amul en el grupo de las primeras 10, pasando del lugar 13 en 2016 al noveno el año pasado.
Varias de esas empresas, como Fonterra o Nestlé, tienen fuerte presencia en el mercado latinoamericano.
En el caso de la neozelandesa, la mayor exportadora de lácteos del mundo, el 10 por ciento de su producción proviene de esta región. La empresa suministra productos en Argentina, Brasil, Colombia y Ecuador y en Chile es propietaria de Soprole, la principal firma del sector.
Nestlé está a su vez entre las 11 principales compañías lácteas en Argentina, un gran productor mundial de leche donde la concentración de la industria crece año tras año.
De acuerdo a las últimas estadísticas del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla), en ese país 10 por ciento de las industrias controlan el 81 por ciento de la industria.
La concentración hace que las empresas, a menudo en acuerdo con las cadenas de supermercados, fijen los precios a pagar al productor.
Según dijo recientemente Julio Chemes, vicepresidente de las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), “industriales y supermercadistas han ampliado sus márgenes en detrimento de los productores, ya que ambos pueden compensar sus pérdidas transfiriéndoselas al eslabón precedente, algo que los productores no pueden hacer”.
Cientos de tambos han cerrado en los últimos años en Argentina -600 desde 2015- o han mermado fuertemente su producción, porque se ven imposibilitados de competir.
El mismo fenómeno, que se traduce en la perdida de enormes cantidades de fuentes de trabajo, se da en otro gran productor lácteo de la región, Uruguay.
NdE: fuente edairynews.