-¿Cómo evalúas este acuerdo?
-Ha sido un espaldarazo a la campaña de la UITA, que ya lleva más de cuatro años, y también el primer resultado práctico con un gobierno desde que nos sumamos a la campaña en 2013.
Cabe recordar que la iniciativa de la UITA surge cuando en España se estaba llevando a cabo una reforma laboral que rebajó una serie de derechos de negociación colectiva, agudizando un grave problema ya existente como la externalización de los departamentos de piso en los hoteles.
La campaña de UITA y el posterior libro de testimonios “Las que limpian los hoteles. Historias de precariedad laboral”, de Ernest Cañada marcaron el inicio de un movimiento sindical y asociativo que tiene en este acuerdo de reconocimiento de las enfermedades profesionales del colectivo de las camareras de piso su primer resultado práctico y directo.
-¿En qué consiste exactamente el acuerdo?
-Supone una instrucción inmediata de la Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social que obliga a las mutuas a reconocer enfermedades profesionales como el síndrome del túnel carpiano, bursitis y epicondilitis, que afectan al colectivo de camareras de piso.
También obliga a poner en marcha una guía de buenas prácticas laborales que sea homologable y que asuman todas las partes, en especial las empresas.
Hasta ahora los sindicatos venimos desarrollando una estrategia autónoma, negociando en los convenios colectivos cláusulas que protegen a trabajadores y trabajadoras externalizados, pero sería importante que se dieran avances en lo que queda de este gobierno en materia de contratos a término parcial, trabajadores y trabajadoras temporales, etcétera.
-¿Cómo sigue este proceso de reconocimiento de las enfermedades profesionales en los hechos?
-El acuerdo es un primer paso pero desde luego que vamos a tener que darle seguimiento para que se cumpla.
El compromiso más firme es que se obliga a las Mutuas a reconocer como enfermedad profesional aquellas dolencias que resultan de los movimientos repetitivos de tareas o de malas condiciones ergonómicas.
En este sentido se va a abrir un grupo de trabajo para valorar si hay que ampliar el cuadro de dolencias e incluir las lumbalgias o hernias lumbares, que son muy habituales en el colectivo de las camareras de piso.
Por otro lado se va a abrir un código propio de camareras de piso para que la estadística del Sistema Nacional de Salud Pública las incluya.
Esto nos orienta a que en mediano o largo plazo se reconozca lo especialmente penoso que resulta este trabajo y por consiguiente se evalúe otorgar a estas trabajadoras una jubilación anticipada.
Este es un objetivo ya más en el largo plazo porque para que se cumpla hay que sortear diversos intereses, sobre todo de los empresarios.
Pero hay otra vía: si reconocen las enfermedades profesionales y los accidentes de trabajo vinculados a la actividad laboral, los expedientes de invalidez o incapacidad para trabajar serían más fáciles de detectar y de esa forma podrán acceder a una pensión pública de una forma más sencilla.
-Esta medida, por transitiva ¿obliga a la patronal a promover las buenas prácticas laborales?
-Sí, es posible.
Justamente en este momento se está elaborando una guía de buenas prácticas en la comunidad de las Islas Canarias donde hay una mesa de diálogo abierta entre gobierno, sindicatos, patronales y el propio instituto público de salud de Canarias.
Las negociaciones vienen bien avanzadas, salvo en la parte que intenta medir de una manera más o menos objetiva las cargas laborales en los hoteles.
Por ejemplo ahora mismo estamos teniendo un conflicto en un hotel de la cadena Be Live Experience en Lanzarote, donde vemos que no basta con que se beneficie a las camareras de piso con el convenio sectorial cuando en el establecimiento que trabajan les imponen una sobrecarga laboral sin tope.
Estas trabajadoras se ven obligadas a realizar 30 habitaciones diarias y muchas son de salida, con lo cual el ritmo es completamente abusivo.
En esa mesa hay un compromiso expreso en avanzar en la guía de buenas prácticas.