La Convergencia contra el Continuismo puso sobre las calles de Tegucigalpa un actor que estaba invisibilizado en el debate nacional: el pueblo organizado.
De inmediato, la llegada de este nuevo sujeto social, que reemplaza al Frente Nacional de Resistencia, provocó reacciones en el tablero público.
El bipartidismo responsable de la crisis, que había abandonado la mascarada del diálogo político, decidió retomarlo bajo la intimidación de la teniente Fulton.
También el Partido Libre retomó su dinámica de diálogo interno para analizar las consecuencias del divorcio con su ex candidato Salvador Nasralla y reflexionar acerca de su futuro electoral en medio de una campaña contra la coordinación nacional.
Lamentablemente, la gigantesca manifestación también activó la maquinaria terrorista que opera desde las tinieblas al amparo de la dictadura que destruye el país.
La tarde del jueves 30 un escuadrón de la muerte, utilizando indumentaria idéntica al uniforme de la Agencia Técnica de Investigación Criminal, la ATIC, secuestró a dos estudiantes del Instituto Técnico Honduras (ITH) cuyos cadáveres aparecieron el viernes en La Montañita, uno de los sitios predilectos de los asesinos que ahora integran la Mesa de Crisis del crimen organizado.
Los estudiantes asesinados participaban activamente en las manifestaciones que sus colegas organizan para exigir un bono al transporte colectivo y resistían a la brutalidad policiaca que lanzó ataques contra las instalaciones del ITH, en la capital.
Esa misma noche, después de finalizada la contundente movilización de la Convergencia contra el Continuismo, volvió a activarse una campaña sucia contra el sacerdote jesuita Ismael Moreno, director de Radio Progreso, quien venía de lanzar las líneas estratégicas para recuperar el diálogo social en las calles.
Aunque todos los sectores hicieron por separado su propia lista de problemas y demandas, el jueves 30 hubo un reclamo que unió a todos y que el padre Melo comunicó.
Un plebiscito con tres preguntas: ¿Construimos un nuevo orden constitucional? ¿Seguimos con el extractivismo y la privatización como modelo económico? ¿Permitimos a Juan Orlando Hernández continuar en control del Estado de Honduras?
El padre fue atacado de manera inmediata por anónimos que lo responsabilizaron de la crisis nacional.
Por la gravedad de la campaña, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos exigió que se asegure la protección del padre Melo, así como la de todos los integrantes del equipo de Radio Progreso.
El diálogo político actualmente promovido por el gobierno es utilizado por la embajada de Estados Unidos para abrirle al impostor Hernández una ventana de legitimación.
Con la instrumentalización de Luis Zelaya, Ebal Díaz y Salvador Nasrralla, Washington está logrando tres propósitos adicionales en la pizarra.
El primero ya ha sido concretado: romper la relación empática que había entre las mayorías opositoras al golpismo y el carismático Nasrralla. Y cortar la conexión entre el sombrero de Manuel Zelaya y el micrófono de Salvador.
Esta jugada por tiene consecuencias políticas, una de las cuales es afianzar el bipartidismo Liberal-Nacional y destruir la presencia simbólica de Zelaya en la oposición política. Un objetivo que está en curso.
Además, el carácter instrumental del diálogo político cumple un segundo propósito, que es darle oxígeno a Hernández.
Y el tercer propósito de este diálogo instrumental es apartar del consenso político a la verdadera víctima del conflicto, al verdadero actor con poder de decisión y cambio estructural: el pueblo organizado en el territorio nacional.
Por eso la coordinadora del COFADEH, Bertha Oliva, durante su discurso del 30 de agosto dijo que la presencia del pueblo organizado es el testimonio de la esperanza que nos hacía falta, el reflejo vivo de la voluntad que nos invita a seguir cada vez con más fuerza.
Y por eso el padre Melo lanzó la propuesta del plebiscito, que arrojará respuestas desde los 18 departamentos sobre la conveniencia del modelo económico, la continuación de la dictadura de JOH y la decisión sobre el orden constitucional.
Por eso igualmente los escuadrones de la muerte, por eso la penetración e infiltración del aparato de inteligencia, por eso los ataques a las personas defensoras de derechos humanos, a la iglesia del Cristo vivo, y a los liderazgos sociales.
Edición: Rel-UITA