-¿Cuáles son las principales dificultades que enfrentan las mujeres en Panamá?
-No difieren demasiado de las que sufren el resto de las mujeres en el mundo, sobre todo en el medio laboral.
Hay menos oportunidades de empleo y las que hay, ofrecen salarios inferiores a los que perciben los varones por igual tarea.
-¿Y en el sindicato? ¿Cómo fue llegar al cargo que hoy ocupas?
-Estoy en la Secretaría de Género y Familia desde la gestión de la directiva anterior que me confió esta tarea. En general la organización sindical me da un espacio y me respalda.
Las mujeres que formamos parte del sindicato contamos con capacitación permanente y eso es algo que nos fortalece, porque si no estás capacitada tienes el cargo pero no las herramientas para desempeñarlo a cabalidad.
Pero falta mucho todavía para que más mujeres se sumen.
-¿Son pocas las mujeres sindicalistas en Los Santos?
-Sí, muy pocas.
La región en que vivo es principalmente de producción agraria, donde la mano de obra es mayoritariamente masculina y hay muchos prejuicios.
Las mujeres desempeñan tareas como domésticas, camareras o administrativas y en general no se abocan a la militancia sindical por diversos factores, entre ellos las dificultades con la propia familia.
-En tu caso, ¿cómo procesó el núcleo familiar tu participación en la vida sindical?
-He sido afortunada en este sentido porque mi esposo me apoya cien por ciento.
Al principio hubo una suerte de auto represión de mi parte porque tengo una nena pequeña y eso me hizo dudar pero finalmente con el respaldo de mi marido acá estoy y no me arrepiento.
En Panamá, Gerardo Iglesias