“Estamos en negociación colectiva desde mayo y la empresa no avanza de sus propuestas iniciales, que consistió en un reajuste salarial del 1,6 por ciento y un incremento de 4 reales en el ticket alimentación, suma que no alcanza para un litro de leche”.
En una segunda oferta, la empresa propuso congelar salarios a cambio de una partida fija, algo que los trabajadores no aceptaron, informó el dirigente.
Según Vidoto el salario base de los trabajadores de Coca Cola en esa unidad es muy bajo, 1.400 reales, algo más de 300 dólares por mes.
“Con salarios tan sumergidos no daba para aceptar una propuesta así”, afirmó.
Vidoto explicó que realizaron varias asambleas antes de llegar a tomar esta medida de fuerza, y en todas las circunstancias la empresa se negó a acatar la decisión de la mayoría de sus trabajadores.
“Fueron pateando la pelota para adelante, subestimando la fuerza del sindicato y la decisión de los trabajadores. Una vez comenzada la huelga, Coca Cola Femsa interpuso una medida cautelar para obligar a los obreros a que ingresaran a la fábrica”, dijo.
La legislación brasileña permite que la empresa tome acciones judiciales contra el sindicato.
La medida cautelar que prohíbe al STIAM acercarse a los trabajadores y trabajadoras de Coca Cola Femsa tiene el agravante de que si no es acatada la organización deberá pagar una multa de 10.000 reales diarios (2.420 dólares).
“El martes 28, un oficial de justica obligó a todos los trabajadores que estaban en huelga a ingresar a la fábrica. Gracias a la reforma laboral, la justicia del trabajo se ha convertido en una dictadura blanca”, disparó.
Ante esta situación el Sindicato organizó para hoy 30 de agosto un blackout: no sale ni entra nadie ni nada a la fábrica de Coca Cola en Marília.
“Los trabajadores y las trabajadoras, tanto de la producción, administración, mantenimiento y distribución, esta última compuesta por tercerizados, están acompañando la medida.
No vamos a tolerar este atropello a los derechos legítimos a la libre asociación y la huelga”, concluyó.