Como organizaciones sindicales debemos crear conciencia sobre problemas sociales como la soberanía alimentaria, que nos aquejan como pueblo.
En general nos encerramos en mejorar convenios colectivos, en conseguir cláusulas de aumento salarial y no visualizamos lo que hay en el exterior de la planta. Luego estos problemas nos pasan facturas con creces.
En ese sentido, debemos presionar al gobierno a que cree políticas de Estado dirigidas a garantizar la seguridad y la soberanía alimentaria.
Ahora todo es negocio: los alimentos, la salud son un negocio.
Las políticas respecto a la seguridad social lo demuestran. El Seguro Social siempre ha sido una alcancía para ellos. De ahí sus planes para aumentar la edad de jubilación y de privatizar servicios.
Privatizan también las playas y venden las tierras de los pueblos originarios al capital extranjero para acumular.
No queda ni el 1 por ciento de capital panameño. Todas las empresas han sido absorbidas por transnacionales.
Esa es la realidad que vivimos en Panamá y en toda Latinoamérica, donde la corrupción es un problema cada vez más grave.
Hay que crear conciencia en los trabajadores y trabajadoras, educar a la gente para que pueda entender todos estos problemas y debemos incidir en los espacios políticos y de difusión para que se cambie el rumbo negativo que tenemos hoy.
Es verdad que no nos podemos dedicar a señalar a las distintas organizaciones que no han hecho las cosas de la mejor manera, pero sí tenemos que ser cuidadosos respecto a quién nos acercamos.
Hay mucho oportunista y muchas organizaciones van a querer infiltrarse para perjudicarnos. Son mandados por los gobernantes y por los empresarios.
A un compañero llegaron a ofrecerle un puesto de gerente en una empresa. Tenemos que resistir a eso, necesitamos hacer las cosas bien y contamos con los valores necesarios para hacerlo.
Debemos hacer un llamado a la unidad de los trabajadores, a la conciencia de los panameños (hombres y mujeres) de que se necesita un cambio, pero nosotros somos la vanguardia para que ese cambio se dé.
La clase obrera organizada está llamada a llevar la batuta para lograr que esos cambios sociales se produzcan.
Hemos conseguido una herramienta como la FUCLAT, que nos brinda un espacio en la sociedad para seguir avanzando en ese sentido.
Tenemos que incidir en los espacios y ser conscientes de que no va a ser fácil, solo la unidad y la determinación que tengamos será lo que va a hacer que logremos nuestros objetivos.
Por otra parte, si las empresas globalizan sus negocios, ¿por qué la clase trabajadora no globaliza sus luchas?
No podemos tener fronteras como trabajadores y trabajadoras porque somos una sola clase, y eso nos debe hacer entender que la solidaridad internacional es básica.
De ahí la importancia de nuestra pertenencia a la UITA.
En Panamá, Gerardo Iglesias