Dieciséis personas recibieron este mes sus diplomas de graduación de la segunda edición de un curso de capacitación laboral que apunta a que lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales e intersexuales accedan al mercado laboral formal en trabajos relacionados con la gastronomía.
Otras 40 personas recibirán sus diplomas en setiembre.
Los cursos comprenden, además de la formación profesional, clases destinadas a reforzar la autoconfianza y la capacidad de comunicación de los alumnos.
El plan de estudios fue elaborado por la chef argentina Paola Carosella, que maneja junto a su pareja, el empresario Benny Goldenberg, una red de empresas que ofrece trabajos a la población LGBTI y realiza campañas antidiscriminatorias, sobre todo de las personas trans.
“Antes no tenía muchas posibilidades de encontrar un trabajo formal”, dijo a un boletín de la OIT Vanessa Holanda, una transexual que realizó la formación el año pasado y ahora trabaja en la red internacional Sodexo, donde dice sentirse respetada e integrada.
“El curso me ha brindado una nueva perspectiva y me hizo sentir que soy capaz de hacer muchas cosas. Me ayudó a fomentar mi autoestima y mi dignidad, porque la sociedad nos priva del derecho de ser como somos y prefiere olvidar que existimos”, contó Yasmin Bispo, que en 2017 se formó como ayudante de cocina.
Un Foro Nacional de Empresas y Derechos LGTBI, que reúne a más de 40 empresas transnacionales y nacionales, según la formadora Thais Faria, aspira a ir promoviendo gradualmente la integración laboral de una población estimada en más de 20 millones de personas, alrededor del 10 por ciento del total de habitantes.
El colectivo está entre los que más dificultades tienen para conseguir empleo en un país donde los índices de desocupación se ubican actualmente entre los más altos de su historia. Muchos de sus integrantes deben dedicarse a menudo a la prostitución para sobrevivir.
Brasil es también de los países del mundo más peligrosos para el colectivo LGTBI, especialmente para los transexuales y travestis.
Según datos de la ONG Internacional Transgender Europe (TGEU), en 2017 fueron asesinados en Brasil 179 transexuales y travestis, uno cada dos días y 15 por ciento más que el año anterior.
Lo siguió México, con 56 homicidios.
El Mapa de Asesinatos de Travestis y Transexuales en Brasil en 2017, lanzado a comienzos de este año por la asociación que los agrupa, la ANTRA, ubica a Sao Paulo entre los estados más violentos para ese colectivo.
La OIT y el MPT proyectan iniciativas como las de Sao Paulo para Río Janeiro, Bahía, Pará y Goiás y planifican programas similares destinados a otros colectivos vulnerables, como la población negra.