La ganadería genera más de 810.000 empleos directos que corresponden al 6 por ciento del empleo nacional y 19 por ciento en el sector agropecuario. En el 2017 la producción lechera fue de 7.094 millones de litros de leche y 905.000 toneladas de carne.
La apertura económica de los años 90 y los tratados de libre comercio de la última década han ocasionado que muchos renglones de la economía agropecuaria del país desaparezcan pues no pudieron competir con productos importados subsidiados como: trigo, cebada, sorgo, soja y algodón, entre otros, condenando a la quiebra a miles de familias campesinas que dependían de estas actividades.
Antes de la política derivada de la aplicación de diversos TLC, para poder ingresar leche y derivados lácteos al país, los importadores debían pagar hasta un 98 por ciento de arancel, con lo cual en la práctica se protegía este sector clave del agro nacional; hoy con más de 14 tratados se pueden ingresar miles de toneladas de leche en polvo y derivados de manera creciente cada año, con aranceles del cero por ciento.
Es preocupante pues para el 2028 está previsto que se libere de aranceles a los productos lácteos y podrá ingresar cualquier cantidad de leche sin impuestos de los países con los que Colombia mantiene estos tratados.
Por si fuera poco, a mediados del año 2015 entró en vigor un nuevo TLC, el de la “Alianza del Pacífico” que comprende a Colombia, México, Chile y Perú.
Este mes en la “Cumbre de la Alianza” que se realizará en México ingresarán cuatro países más: Canadá, Singapur, Nueva Zelanda y Australia, constituyéndose como preámbulo hacia la entrada a un acuerdo aún más lesivo, el Tratado Transpacífico Partnership (TPP).
La entrada de Australia y Nueva Zelanda en la Alianza del Pacífico, pone en riesgo el sector cárnico y ahondará la crisis para el sector lechero nacional.
Estos países producen el 41 por ciento de la leche en el mundo y exportan en conjunto dos millones y medio de toneladas de carne.
El ingreso de leche y sus derivados, con bajos precios y sin aranceles, no solo acabará con los productores colombianos, sino que también acabará con la pequeña y mediana industria nacional; es decir toda la cadena tendría que competir con los países líderes en exportación a nivel mundial, lo que podría derivar en precios de ruina por un lado, y la pérdida del mercado para nuestros productos por el otro.
Estamos hablando de la ruina de las familias dedicadas a la producción de carne y leche bovina, que tendrían que abandonar una de las actividades lícitas más representativas de nuestra economía, y por ende condenar a mayor pobreza y marginalidad a campesinos que durante muchos años se dedicaron a hacer patria, trabajar honradamente y construir el país.
No basta con reconocer “que se ha cometido errores en los TLC negociados”, no basta con declaraciones “que en el campo todo está por hacer”, no basta con la firma de la paz, no basta con auxilios irrisorios e intrascendentes.
Lo que exigimos al gobierno nacional es el cumplimiento de su palabra de no continuar con la firma de más Tratados de Libre Comercio, necesitamos hechos que demuestren que en realidad se trabaja para los intereses de la producción agropecuaria nacional y que en consecuencia se defiende los intereses de los campesinos y campesinas además de la defensa del sector empresarial agropecuario colombiano.
Como representantes de los intereses de los productores nacionales de leche y carne bovina, rechazamos la inclusión de estos productos en el TLC con Nueva Zelanda, Australia, Singapur y Canadá, por ser inconveniente para el sector ganadero, así como lo advertimos en su momento con los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea, que no han arrojado resultados positivos para el sector, ni para el país.