Brasil | FRIGORÍFICOS | NR36

Con Sandro Eduardo Sardá

Brasil es la China del sector avícola

Sardá es gerente nacional del Proyecto de Adecuación de las Condiciones de Trabajo en los Frigoríficos, un programa que depende del Ministerio Público del Trabajo. Además, integra la Comisión Tripartita Paritaria Permanente en la cual Estado, empresarios y sindicatos están debatiendo la formulación de la Norma Reguladora Sobre Seguridad y Salud Ocupacional en las Empresas de Faena y Procesamiento de Carnes y Derivados (NR). Crítico acérrimo de la falta de ética en las principales empresas frigoríficas brasileñas, también emplaza a la acción sindical y del gobierno, a las que evalúa como insuficientes.

Gerardo Iglesias

12 | 04 | 2012


Sandro Eduardo Sardá | Foto: Gerardo Iglesias

-¿Qué es y qué labores desarrolla el Ministerio Público del Trabajo?
-En conformidad con la norma constitucional, el MPT existe para defender el orden jurídico del régimen democrático con sus derechos e intereses difusos. Tiene autonomía funcional y administrativa, por lo cual actúa como un órgano independiente de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
El impasse había llevado al Sindicato1 a declarar la huelga que estallaría el próximo 16 de mayo.

Entre sus principales objetivos se destacan:
– Combatir el trabajo esclavo y degradante
– Erradicar la explotación de niños y proteger al trabajador adolescente
– Promover un adecuado medio ambiente de trabajo
– Garantizar la libertad sindical

En el área de protección a la salud y defensa del medio ambiente, se ha creado recientemente un proyecto específico para la adecuación de las condiciones de trabajo en los frigoríficos, coordinado por el fiscal Heiler Ivens de Souza Natali y por mí, que además soy gerente de este Proyecto.

-¿Cómo definirías las condiciones de trabajo en los frigoríficos en Brasil?
-Diría que después de cinco años investigando a las empresas, no tengo ninguna duda de que las condiciones actuales de trabajo son absolutamente incompatibles con la salud física y mental de los trabajadores y las trabajadoras.

Hay una verdadera legión de jóvenes lesionados debido a la alta precariedad de las condiciones de trabajo.

-¿Eso pasa tanto en los sectores bovino, porcino, como en las avícolas?
-Así es. Pero en las avícolas el problema es aún más grave por el ritmo excesivo de trabajo. Algunos empleados llegan a realizar hasta 120 movimientos por minuto, cuando algunos estudios sugieren que más de 30 movimientos por minuto pueden generar graves riesgos de lesión a la salud de los trabajadores.

-Estamos hablando de más de 700 mil trabajadores y trabajadoras en el sector de procesamiento de carnes, ¿verdad?
-Sí, se estima que son más de 700 mil empleados en el sector, y de acuerdo con algunas pericias ergonómicas que se llevaron a cabo en los frigoríficos, por lo menos un 20 por ciento de ellos sufre enfermedades laborales.

-¿Y el porcentaje de lesiones está disminuyendo o permanece igual?
-La situación ha empeorado, en virtud de que ha crecido el número de trabajadores con trastornos músculo-esqueléticos que ahora están en el seguro social.

Por ejemplo, en Chapecó, en Santa Catarina —un estado que se destaca por su producción cárnica—, hay un incremento del 50 por ciento en el número de trabajadores que están en el seguro social, debido a trastornos músculo-esqueléticos, tendinitis, bursitis, enfermedades de columna, y también un cuadro muy preocupante de trastornos mentales provocados por un ambiente laboral con muchos factores de riesgo y una enorme presión.

-¿Qué pasa con estas personas enfermas?
-La empresa los despide. Cuando los trabajadores enferman pasan a la órbita de la Seguridad Social y del Sistema Único de Salud (SUS). Las empresas desechan a estas personas y es el Estado el responsable de contribuir a su recuperación.

Es también muy preocupante el gran número de personas que se ven afectadas por trastornos músculo-esqueléticos y que muchas veces son rechazadas incluso por la Seguridad Social, que no reconoce su incapacidad. Así es que hay muchos trabajadores que están sin recibir ningún sueldo o protección social del Estado.

-¿Qué hace el MPT cuando entra en un frigorífico y evalúa una situación que es perjudicial para los trabajadores?
-El MPT cuenta con un equipo de peritos y está acompañado por inspectores de trabajo, quienes examinan y supervisan las condiciones de trabajo. Concluida la fiscalización, se inician acciones civiles públicas con el fin de lograr condiciones de trabajo adecuadas.

Recientemente, una actuación muy importante del Ministerio Público fue el inicio de una acción civil pública por parte del fiscal Jean Carlo Voltolini demandando a Seara Alimentos SA, en Forquilhinha, Creciúma. Esta acción resultó en una condena contra la empresa por un valor de 16 millones de reales (8,7 millones de dólares) debido a que las condiciones de trabajo en el frigorífico eran absolutamente inadecuadas.

Por lo tanto, el trabajo de nuestro Proyecto Nacional es: seleccionar las mayores empresas de Brasil, las que más lesionan, llevar a cabo una inspección in situ y proceder con demandas civiles públicas para promover la adecuación de estos ambientes.

-Los trabajadores no se benefician del gran crecimiento de la industria frigorífica brasilera…
-Exacto. El trabajador y la trabajadora no se benefician, y el Estado tampoco se beneficia porque el costo social de esta actividad es muy alto.

Sin la menor duda, la precariedad de las condiciones de trabajo configura una especie de dumping social, con base en el incumplimiento de las normas de salud, de seguridad, de la legislación ambiental, y todo ello con la finalidad de lograr que el precio del producto sea más bajo.

Brasil es la China del sector avícola. Ningún país del mundo logra producir pollos tan baratos como Brasil. Obviamente, con un costo social muy alto.

-¿Cuáles son las expectativas ante la Norma Reguladora?
-Es una Norma para todo el sector y esperamos que el Ministerio de Trabajo la sancione para proteger la salud de los trabajadores, que es un deber del Estado.

Se trata de una NR que se ocupa, entre otros importantes temas, del ritmo de trabajo, las pausas, la recuperación de la fatiga y la adecuación del mobiliario fabril.

Hoy por hoy podríamos fácilmente concluir que, en el caso de los frigoríficos, se vive un feudalismo industrial. En los frigoríficos no ingresa la ciudadanía, no ingresan los derechos, todo queda en la puerta de la unidad de producción. Y como la ciudadanía no pasa la puerta de la fábrica, los trabajadores ingresan a un ambiente de total desprotección e impunidad.

-Con el doctor Roberto Ruiz estamos denunciando que el propio Sindicato queda en la puerta de la fábrica…
-Por supuesto. La acción sindical en Brasil merece ser repensada para saber cuál es el papel del Sindicato.

Hay que revisar muchas cláusulas que se firman incluso luego de negociaciones colectivas, pues representan una reducción de derechos en términos financieros y un perjuicio para la salud del propio trabajador. Por ejemplo: muchos acuerdos alientan diversas formas de presión para que el empleado continúe trabajando aún enfermo, pues si su dolencia requiere una licencia por enfermedad pierde beneficios.

Eso sin mencionar una serie de derechos que no se discuten, o el mismo sistema de banco de horas, que en el sector frigorífico es algo criminal.

-¿Quieres agregar algo más?
-Creo que es hora de que el Estado, a través del Ministerio de Trabajo, del Ministerio de Salud y sus instituciones, actúe estrictamente.

No es posible que tantas enfermedades acontezcan de manera tan impune, que las empresas sean capaces de degradar el medio ambiente del trabajo de forma tan intensa sin una respuesta firme por parte del Ministerio Público, del Poder Judicial, del Estado, del movimiento sindical y de toda la población.

Es indispensable replantear la organización del trabajo. Por supuesto que las empresas necesitan generar beneficios, pero no a expensas de la salud de los trabajadores y de las trabajadoras.

Ésta es una ganancia sórdida, que no interesa a los trabajadores, ni a la sociedad brasileña.