“Hace diez años hubo un cambio de la gerencia del Ingenio Taboga y la empresa comenzó a impulsar un nuevo modelo de relaciones laborales. Muy rápidamente se observó como desmejoraban las condiciones salariales y laborales y como se violaban los acuerdos establecidos en el convenio colectivo.
Esta situación originó un despertar de la dirigencia sindical, cuyo liderazgo fue asumido por las mujeres. La situación empeoraba y la empresa seguía incumpliendo y violentando cada vez más los derechos.
Los trabajadores migrantes, que la empresa emplea durante el período de zafra, son los que más sufren estas violaciones.
El Ingenio Taboga les hace firmar un contrato en Nicaragua y, una vez aquí, les quita sus documentos, los terceriza y los deja a merced de unos contratistas sin escrúpulos.
Necesitábamos un cambio radical. Con el apoyo de la Fentrag y la Rel-UITA elaboramos un plan estratégico y empezamos a echar a andar un trabajo de concientización del trabajador, planteándole retos y luchas en defensa de sus derechos.
En paralelo, comenzamos a denunciar públicamente y ante las autoridades de trabajo todo lo que estaba ocurriendo en el ingenio.
Organizamos reuniones y asambleas con estos trabajadores para que conocieran nuestros planteamientos, para que se acercaran a la oficina del sindicato, para que se dieran cuenta de que es un espacio abierto donde pueden llegar a plantear sus inquietudes.
Era necesario crear una relación directa con el trabajador y la trabajadora, y así lo hicimos.
En pocos meses triplicamos las afiliaciones. Tenemos a más de 900 afiliados de un total de unos 1.200 trabajadores y trabajadoras en temporada de zafra. Y vamos a afiliar más.
Es así que llegamos a la protesta del 28 de febrero, que fue algo increíble. La participación ha sido masiva. Por primera vez logramos que varios medios de comunicación hablaran de lo que ocurre en el Ingenio Taboga.
Las trabajadoras y los trabajadores han mostrado fuerza y valentía, algo que la empresa no se esperaba. Han dicho ¡basta! Es por eso que hemos logrado sentar al Ingenio Taboga a una mesa de negociación.
Ahora el reto es obligar a la empresa a cambiar de actitud, buscar soluciones y cumplir con lo que hemos acordado. No vamos a aceptar que jueguen con nosotros.
Esto no termina aquí. Sólo es el comienzo, y el papel de la mujer ha sido fundamental. Tres mujeres integramos la junta directiva del Sintraica y somos las que hemos encabezado todo el proceso.
Estamos orgullosas de ello”.