Con Joviel Acevedo Ayala
Gerardo Iglesias
15 | 11 | 2024
Joviel Acevedo Ayala | Foto: Gerardo Iglesias
Realicé esta entrevista semanas antes del asesinato del joven Gustavo Manuel De León Palma, hijo de Joviel. En ese encuentro, el secretario general del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Educación de Guatemala (STEG) abordó la situación de vulnerabilidad y la escalada de violencia en el país. Su alerta, lamentablemente, fue premonitoria.
Con Joviel nos conocimos en 2005. Enrique “Quique” Torres (1940-2012), asesor jurídico del STEG y nuestra afiliada Festras, insistía en que conociera al secretario general, con quien cultivaba una larga amistad y múltiples coincidencias en el quehacer sindical.
Recuerdo que llegamos al sindicato en el carrito destartalado de Quique: una porquería que rengueaba igual que su propietario, aunque solía salvaguardar mencionando que nunca lo había dejado a pie.
Asesor y dirigente coincidían en construir estrategias de articulación donde convergieran organizaciones del sector público y privado. “Nuestro compromiso histórico de clase pasa por refundar la CNT*”, era la idea fuerza que posicionaba el pensamiento de Quique.
−¿Se extraña el viejo zorro? −, pregunto.
−Ni lo digas. Nosotros, en la casa del maestro tenemos un espacio que lo recuerda. Estamos en constante aprendizaje en el movimiento sindical guatemalteco como nos enseñó, sorteando las cortinas de humo que lanza cada gobierno de turno, responde Joviel.
−¿Cuál sería la evaluación de Quique sobre este momento en Guatemala?
−Seguramente estaría preocupado. El actual gobierno es un híbrido surgido de la comunidad internacional, principalmente de los demócratas estadounidenses.
Es un gobierno ajeno a las necesidades de los guatemaltecos y guatemaltecas, que nos debatimos entre la pobreza y la pobreza extrema. Y los que tenemos un trabajo percibimos salarios tan magros que no alcanzan para cubrir la canasta básica. Con esto te lo digo todo.
Muchos de los gobernantes actuales ni siquiera han vivido aquí su niñez o juventud y tal vez ni su adultez. Algunos vienen del palo de organizaciones no gubernamentales patrocinadas por gobiernos europeos o de Estados Unidos. Se han movido siempre en ese ámbito, de buenos salarios y buenas prestaciones.
−Al STEG y a ti en particular los han incluido en la llamada Lista Engel de “actores y políticos corruptos y antidemocráticos” centroamericanos instituida por Estados Unidos.
−Sí. Sin ningún tipo de pruebas, sin investigación de ningún tipo nos acusan de antidemocráticos, de corruptos y progolpistas.
Es algo que nos tiene sin cuidado porque somos una institución histórica del movimiento social y sindical de este país. Estuvimos en la negociación de los diferentes convenios que se discutieron para el proceso de paz y en la firma de esos acuerdos.
El nuestro es el mayor sindicato de educadores de Guatemala y de Centroamérica.
Tenemos más de 100.000 afiliados, estructuras en los 340 municipios de los 22 departamentos y formamos parte de la Internacional de la Educación (IE), con un cargo en el Comité Regional.
Como secretario general del STEG, presido la Unidad de Acción Sindical y Popular de Guatemala, que nace en pleno conflicto interno y que subsiste hasta hoy.
−Desde que asumió esta administración, el 14 de enero, la violencia contra dirigentes sociales y sindicales va en aumento…
−Sí. Fíjate que nosotros veníamos tranquilos con la asunción de este gobierno. Sin embargo, se han dedicado a lanzar una campaña de desprestigio, de difamación, de calumnia contra las organizaciones obreras.
Hablan de las viejas estructuras del sindicalismo de clase, en especial los sindicatos de la educación y la salud, y buscan crear su propio movimiento sindical y social.
Por otro lado, arreciaron las amenazas de muerte a los principales dirigentes, incluido yo. Somos más de 3.000 los amenazados en todo el país. Primero hubo llamadas telefónicas, luego mensajes a través de Whatsapp y Telegram, con las mismas palabras, idénticos.
En nuestra organización intentaron matar al secretario general del departamento de Huehuetenango, Hugo Gómez, persiguieron a la compañera Carol Méndez, secretaria general en el departamento Zacapa, pretendieron asesinar en su casa al compañero Pedro Pacheco, secretario general en Totonicapán.
Y puedo seguir dando ejemplos. Tenemos todo registrado, lo hemos denunciado y el gobierno no ha hecho nada.
Hace unos días asesinaron a un compañero en el municipio de Chisec, en Alta Verapaz. Recibió 50 balazos, lo recogimos en bolsas de nailon. De todas las personas que estaban en el lugar, solo él fue atacado.
El 12 de setiembre, Hugo Uribe Grajeda y Aura López, afiliados activos de nuestro sindicato en Santa Rosa, viajaban en autobús a su aldea cuando dos sicarios los asesinaron frente a todos los pasajeros.
No es casualidad que estos compañeros y compañeras hayan sido asesinados después de participar en marchas de protesta.
Vamos a seguir luchando, no vamos a renunciar, eso que quede claro. No queremos más muertos, queremos más vida, más trabajo.
−Quique, cuando la mano venía dura; sentenciaba: “la situación es crítica”.
−Era su frase, es verdad. Quique me llamaba “Choco”, y en modo rezongo me decía: “o hacés bien las cosas y las terminás, porque de lo contrario yo no te sigo respaldando”.
Te cuento algo muy curioso que me sucedió. Hace unos días me acosté pensando en todos los problemas que tenemos en el Ministerio de Educación y con el gobierno nacional de Bernardo Arévalo y casualmente soñé con Quique Torres.
Con seguridad está preocupado porque me dijo: “mirá, patojo, no vayas a estar dando declaraciones que vas a una huelga, decí que vas a suspender labores. No lo olvides. Si no me hacés caso, que te lleve la gran chingada…”.
Me desperté emocionado porque vi al viejo, nítidamente lo vi, y por otro lado preocupado porque tiene toda la razón. La situación es crítica, decía Quique. Si nosotros bajamos la guardia y ustedes nos dejan solos, esto se pondrá peor.
No queremos más muertes, queremos más trabajo, más seguridad y que el movimiento sindical prospere. Que quede claro, nosotros vamos por proteger la institucionalidad de Guatemala, la gobernabilidad de Guatemala y el respeto de la Constitución de nuestro país. No somos sediciosos.