Eduardo Lalo Fernández se suma a la campaña Sonia Livre
Exdirigente sindical del sector bancario y de la central de trabajadores de Uruguay (PIT CNT), exsenador de la República, socialista de siempre, adhirió a las iniciativas que en toda la región se están realizando por la libertad de Sonia Maria de Jesus.
Gerardo Iglesias
22 | 7 | 2024
Eduardo Lalo Fernández | Foto: Gerardo Iglesias
Lalo llegó a la oficina para ser entrevistado por Pedro Daniel Weinberg y Álvaro Orsatti, con la idea de ahondar en su militancia sindical y política, la dictadura civico-militar (1973-1985), los orígenes y anecdotario del Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT), entre otras cuestiones que fueron apareciendo en el animado monólogo henchido de imágenes.
—¿Cómo hacemos?—, preguntó Pedro Daniel.
—Mirá, lo mejor es que yo comienzo hablar y ustedes me cortan cuando quieran, ¿ta?— y Lalo habló más de una hora sin parar.
Arrancó por el barrio Colón, donde pasó su infancia; los consejos del padre, que luego marcarían sus huellas; los comienzos como empleado del Banco de la República y la destitución por los militares en 1980; el Sindicato: la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU); su otra casa: la Casa del Pueblo, el Partido Socialista, y su secretario general, el Dr. José Pedro Cardoso. En ese intenso remolino de memorias, evocó la gestación y nacimiento del PIT, y la filigrana de alianzas de la cual fue orfebre y herrero a la vez: los viajes, los abrazos con quienes tuvieron que salir del paisito (Uruguay posee “el enviable” récord de haber tenido el más alto porcentaje de presos políticos del mundo: uno de cada 54 ciudadanos pasó por las cárceles). *
Destaca el reconocimiento de la solidaridad del movimiento obrero internacional en los momentos decisivos de la lucha por democracia, libertad y amnistía en la “larga noche de la dictadura”.; el reconocimiento de la solidaridad del movimiento obrero internacional en los momentos decisivos de la lucha por democracia, libertad y amnistía en la “larga noche de la dictadura”.
En un momento hace una pausa, tal vez la primera de ese relato frenético. Abstraído, toma un sorbo de café. Mira a su entorno, parece buscar en el vívido archivo. Alguien amaga con una pregunta, pero Lalo lo detiene en seco.
—¡Pará, pará! —se interpone—, dejame hablar de los gurises…
Ellos están en la mesa principal, sobre el ventanal que da a la calle Wilson Ferreira Aldunate. Ubicado en un escritorio cercano, en otra sala, yo paro las orejas.
—Resulta que Víctor Vaillant y Ernesto de los Campos (referentes en la construcción del PIT) van a Europa. Se trataba de un viaje personal que, según ellos mismos afirman, terminó siendo de pura militancia. A su regreso, al pasar nuevamente por Madrid, Artigas Yuyo Melgarejo (dirigente metalúrgico y socialista), exiliado en España, los lleva al aeropuerto. Allí les cuenta de un proyecto frustrado: un viaje de los hijos de los exiliados.
El proyecto inicial incluía Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay. “La iniciativa no prosperó por las dificultades surgidas en la coordinación entre los cuatro países”. Antes de marchar al aeropuerto Vaillant pregunta si la idea podría reeditarse pensando sólo en Uruguay.
—Entonces Yuyo comete la imprudencia de decirme que sí, y que no sería difícil obtener el financiamiento necesario de parte del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Eso fue el 1 de noviembre de 1983”— comentó Vaillant en entrevista años después.
—El 26 de diciembre de 1983 procedentes de España —prosigue Lalo— llegaron 154 hijos de uruguayos exiliados (entre ellos Gabriel Melgarejo hijo del Yuyo). Un mar de gente aguardaba en el Aeropuerto de Carrasco y miles de personas acompañaron la marcha por la Rambla hasta la sede de AEBU, en plena dictadura.
Yo iba en uno de los ómnibus con los gurises. En un momento el querido Hugo Alfaro, que escribía en el semanario Convicción, se acerca a un niño que iba parado delante de todos, solo.
—¿Qué hacés aquí?—, le preguntó Alfaro al niño.
—Mi papá me pidió que tenía que ver todo, para luego contarle, respondió.
—Muchas veces estuvimos en la sede central de la UITA en Ginebra. Allí nos alojábamos, rememora Lalo. No me olvido de la cocina en el último piso de donde se observaba el parque. Fue un lugar de muchas reuniones conspirativas, de encuentros con Dan Gallin, secretario general de la Internacional en aquellos años, compañero muy solidario con Uruguay.
Una vez estábamos alojados allí con el querido Raúl Varela (expresidente de AEBU, responsable de la sala de abogados desde la construcción del PIT hasta 2003). Al volver tarde en la noche descubro que la puerta de entrada estaba cerrada con llave desde dentro. Grité en vano varias veces, sin lograr que Raúl lo advirtiera, con seguridad profundamente dormido.
Al final ingresé a la sede por una ventana del segundo piso, escalando por los andamios al frente de la enorme casa en remodelación. Cuando estaba allá en lo alto, pasa un patrullero, alumbrando con focos hacía el parque. Me quedé quietito, abrazado a un grueso caño. Lo único que me faltaba es caer preso en Suiza, pensé en aquella noche de frío terrible.
Antes de partir le pido a Lalo si puedo tomar una fotografía portando el afiche por la liberación de Sonia Maria de Jesus. Lo acepta sin chistar.
Escribiendo esta nota hay detalles donde titubeo: fechas imprecisas, nombres incompletos. Llamé a Lalo el pasado miércoles 17 para aclararlas.
Ese mismo día, en Brasilia, Luiz Inácio Lula da Silva participó de la 5ta Conferencia Nacional de Personas con Discapacidad, refiriéndose, al final de su discurso, al caso de Sonia.
—No soy abogado, es solo una opinión —señaló Lula—. Pero, ¿cómo puede decidirse que una persona que estuvo 40 años en una casa en esas condiciones vuelva a la misma casa? ¿En nombre de qué? ¿En defensa de qué?
En el epílogo de su intervención, el mandatario aseguró que pedirá un informe a los ministros del Supremo Tribunal Federal sobre el caso.
Antes de cortar, siento curiosidad por saber quiénes son las personas que aparecen en la foto de perfil de Lalo en WhatsApp que sin anteojos no puedo identificar. Me dice que se trata de él y de Lula, muchos años atrás. La causa de Sonia vuelve a juntarlos.
Eduardo Lalo Fernández y Luiz Inácio Lula da Silva | Foto: Eduardo Lalo Fernández (archivo personal)
**Roger Rodríguez.