“La ultraderecha no hace nada que no esté en el guion, y está tratando de aprovechar un contexto en el que está creciendo” para potenciarse aún más en las elecciones al Parlamento Europeo de junio próximo, comenzó diciendo Medina.

La intervención del presidente argentino Javier Milei en este evento, con su “sobreactuación”, fue una novedad. “No estamos habituados a eso en España”.

-Se habla de una nueva ultraderecha, de un perfil militante y desprejuiciado, un punto que coincide con las barbaridades que dijo Milei.
-Bueno, no es que Milei haya dicho barbaridades: ha expresado claramente un programa político.

La forma de decirlo es esa sobreactuación que mencioné antes: menos impuestos, muchísimo menos Estado, beneficios económicos para las grandes empresas y menos derechos para la ciudadanía, pero eso sí, el aparato represor es intocable y será modernizado; las reformas que lleva adelante lo necesita.

Lo que dijo sobre Begoña Gómez, la esposa del presidente del gobierno español Pedro Sánchez, forma parte de esa manera sobreactuada de expresarse de Milei, muy poco diplomática.

Estaba en España en visita oficial, aunque no se entrevistara con ninguna autoridad de gobierno, pero su mensaje es muy claro: estoy con vosotros, fascistas españoles, soy adalid de esta ideología. No hay mayor misterio.

-Vox, el partido neofascista español anfitrión de este cónclave, no critica solamente al gobierno socialista. También al Partido Popular, de derecha.
-Tiene su lógica. Compiten por un mismo espacio político, por los mismos votos.

-¿Vieron venir ustedes en Europa este ascenso de los neofascistas, que se ha visto acompañado de un desplome de la socialdemocracia, o los ha tomado por sorpresa?
-Creo que las distintas izquierdas no lo vieron venir. Hay que tener en cuenta que no en todos los países las cosas se presentan de la misma manera.

Existen distintas ultraderechas. Tienen elementos comunes, como el liberalismo económico y el nacionalismo, pero no son lo mismo la italiana que la húngara, o la polaca que la española.

¿En qué momento la ultraderecha hizo un borrón y cuenta nueva de su pasado y comenzó a crecer? ¿Qué han hecho mal las distintas izquierdas para que eso haya podido suceder? Son dos preguntas a las que debemos responder.

El movimiento sindical tiene un reto de analizar correctamente lo que está sucediendo e impulsar la resistencia a este fenómeno. Todas las clases populares se verán afectadas, y sobre todo el movimiento sindical.

Lo que está haciendo ahora Milei en Argentina, no es de hecho tan distinto a lo que hizo Mariano Rajoy en España hace unos años.

O el movimiento sindical se pone a la vanguardia de la resistencia o tendremos problemas importantes, incluso en los países que piensan que no pasará nada.

Foto: Gerardo Iglesias