A pesar de algunos avances en términos de legislación, todavía este colectivo es la principal víctima de crímenes de odio. La vida de las personas LGTBI corre peligro en multitud de países.

Las personas transgénero son víctimas preferenciales de dichos crímenes.

Según los datos recogidos por Transgender Europa en su Observatorio de Personas Trans Asesinadas, 4.690 personas transgénero en el mundo habían muerto entre 2008 y septiembre de 2023. Todas ellas asesinadas por prejuicios discriminatorios.

En 2023, la organización reportó el asesinato de 321 personas trans y de género diverso. El 94 por ciento de las víctimas fueron mujeres trans o personas trans femeninas.

A nivel mundial, casi la mitad (48 por ciento) de las personas trans asesinadas cuya ocupación se conocía eran trabajadoras sexuales.

América Latina parece vivir un retroceso en materia de derechos de las personas LGBTI.

Ejemplo de ello es que la semana pasada el gobierno peruano de la golpista Dina Boluarte en Perú firmó un decreto donde se considera la transexualidad una enfermedad mental y abre puertas para las nefastas terapias de conversión.

Por otra parte, el discurso de odio contra el colectivo LGBTI desde el gobierno del ultraderechista Javier Milei en Argentina ha incitado a una serie de crímenes contra la comunidad de género diverso.

El más reciente fue el ataque, esta semana, a cuatro lesbianas en Buenos Aires. Tres de ellas murieron y la cuarta fue internada en grave estado. El asesino las prendió fuego por lesbianas.

Cabe recordar que a poco de asumir Milei prohibió el lenguaje inclusivo en la administración pública, disolvió el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), eliminó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad creado por su predecesor Alberto Fernández (2019-2023), y desmanteló las políticas públicas impulsadas desde ese organismo.

La LGBTIfobia es un crimen, es una forma de odio que atenta contra los derechos humanos y es nuestro deber luchar para erradicarlos.