La carga laboral y la sicopatología
del trabajo
La Coordinadora UITA Área Privada de Chile organizó el pasado 13 de marzo un interesante taller sobre trabajo y salud mental y la Ley 21.561 Reducción de la Jornada Laboral (40 horas).
Gerardo Iglesias
9 | 4 | 2024
Foto: Gerardo Iglesias
La psicóloga Daniela Campos y el abogado laboralista Esteban Uribe analizaron ambos temas propiciando un fluido diálogo con dirigentes de varias organizaciones de Santiago y ciudades adyacentes.
Las dinámicas de explotación propiciadas por la globalización en su versión neoliberal —tan aberrantes como insostenibles— han favorecido el saqueo indiscriminado de recursos naturales, conducido a una creciente pobreza y flexibilizado al máximo los derechos laborales.
El trabajo dejó de ser fuente de bienestar para transformarse en espacio de sufrimiento.
Perseguir metas inalcanzables, cargas y ritmos excesivos, la falta de pausas, el temor a perder el empleo, constituyen factores que están desencadenando diversos trastornos físicos y mentales.
La precariedad laboral se ha convertido en una “pandemia tóxica”, incrementando el riesgo de enfermedad y de morir prematuramente para quienes trabajan en esas condiciones, en un escenario caracterizado por el debilitamiento de los derechos laborales y de la base organizacional de los trabajadores.
Cifras de la OIT indican que se perdieron alrededor de 12.000 millones de días de trabajo cada año por afecciones mentales (2023).
El Consejo General de la Psicología de España afirma que “cuanto mayor es el nivel de precariedad laboral, mayor es a su vez la probabilidad de tener mala salud mental”.
Para Cijifredo Vera, vocero de la Coordinadora, las organizaciones sindicales deben focalizar su atención en estos temas.
“En Chile, al miedo a perder el empleo hay que sumar el temor a quedar al margen, a no rendir lo suficiente. La intensificación del trabajo, del estrés laboral, la presión de una sociedad radicalmente consumista, tienen su correlato en los trabajadores y trabajadoras donde el padecimiento físico y emocional es una constante”.
En el taller se abordó la reducción de la jornada laboral como medida para mejorar las condiciones de seguridad y salud.
Hay mucho por hacer desde las organizaciones sindicales.
Lo primero sería iniciar procesos para adquirir una mayor comprensión de la problemática, prestar atención a las señales de alerta, incrementar el diálogo y llevar a cabo las acciones necesarias para que se adopten medidas concretas de vigilancia y prevención.