“Si fuera un examen, el Estado costarricense apenas obtendría la nota mínima” en la materia, consideró una nota del periodista Manuel Sancho en la publicación digital crhoy.com.
La acción del Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), encargado de esa tarea, “falla en las inspecciones de fincas, establecimientos y centros de distribución” y “carece de una metodología formal en la revisión de residuos de agroquímicos en los productos”, agrega la nota.
Según datos de 2015 del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas (IRET) de la Universidad Nacional (UNA), en Costa Rica se usan en promedio 18,2 kilogramos de agrotóxicos por hectárea de cultivo agrícola.
De acuerdo a la investigación de la CGR citada por el periodista, el SFE “carece de mecanismos de control que permitan la recopilación, almacenamiento y reporte de los resultados del muestreo de residuos de agroquímicos”.
El 15 y el 32 por ciento de las muestras de los vegetales y frutas de mayor comercialización (chile dulce, tomate, papaya, apio, repollo, piña) tomadas en fincas y centros de distribución por el ente estatal tenían residuos de agroquímicos que superaban los máximos permitidos.
Ello puede llevar a la aparición de unas 200 enfermedades más o menos graves, desde cefaleas hasta salmonella, cólera y hepatitis A.
Las antenas regionales del SFE se rigen por criterios no avalados por los servicios centrales del organismo, lo que otorga a sus muestreos una baja calidad.
En el mercado mayorista Cenada, “el centro de distribución con mayor cantidad de transacciones en el país”, señala Sancho, el SFE analizó el 64 por ciento del total de productos comercializados, pero la CGR constató que “no realizó una valoración de los riesgos químicos de los vegetales que permitiera determinar la cobertura y representatividad de los cultivos a muestrear”.
“Lo mismo sucede a nivel regional y en centros de distribución. En los muestreos se encontraron altos números de químicos, pero el muestreo como tal fue muy bajo”, indica la publicación.