Bolsonaro, un ejemplo en el que mirarse
Un dicho atribuido a Confucio dice que “los consejos convencen, pero los ejemplos arrastran”
Artur Bueno Junior
15 | 11 | 2023
Artur Bueno Junior | Foto: Gerardo Iglesias
Que gran parte de los argentinos se deje llevar por lo histriónico, el espectáculo de horrores, la locura y la falta de sentido de un candidato payasesco como Javier Milei, sin prestar atención a las personas que han lanzado advertencias sobre el precipicio inminente en que caería el país si él ganara, hasta se puede aceptar pues si los consejos fueran buenos, no serían gratuitos.
El problema es que ya hemos visto este tipo de cosas suceder, con un bufón excéntrico y desconectado de la realidad ganando elecciones y tomando el control de una nación sin la menor idea de lo que eso significa y del mal que puede causar.
A lo largo de la historia de la humanidad, hemos visto en varias oportunidades en diferentes dimensiones a líderes locos, Nerones y Calígulas, Mussolinis y Hitlers, que deberían servir como ejemplos para la elección de candidatos.
En el caso de Argentina, aquí mismo en Brasil, tenemos el mejor ejemplo reciente del desastre que supone poner al frente del país a alguien incapaz, insensato, inhumano: aquí tuvimos a Jair Bolsonaro. Nada parecido les deseamos a ustedes, argentinos.
Al igual que Milei, Bolsonaro apareció en programas de televisión diciendo tonterías, causando impacto, llamando la atención. No sostenía un discurso coherente sobre nada y, por eso, recurrió a frases impactantes.
En este sentido, quizás Milei vaya aún más lejos con su cabello cuidadosamente desordenado para llamar la atención, con toda esa charla sobre perros clonados y gladiadores romanos, un discurso que solo tiene la función de desviar la atención del votante sobre lo más crucial: se necesita ciencia, técnica, conocimiento, voluntad y articulación política y diplomacia internacional para sacar a la Argentina del pozo en el que se encuentra.
Y la extrema derecha parece odiar la ciencia y la diplomacia. El presidente Bolsonaro, durante la pandemia, criticó y desalentó la vacunación, siendo directamente responsable de miles de muertes.
Su gobierno pasó vergüenza internacional con discursos anticuados, llegando al extremo de contar con ministros terraplanistas. El propio Bolsonaro provocó una disputa con Francia al llamar fea a la esposa del presidente Emmanuel Macron, lo cual fue respaldado, increíblemente, por el entonces ministro de Economía, Paulo Guedes.
La falta de diplomacia y comprensión sobre la importancia de una buena relación entre líderes de naciones ha dejado a Brasil al margen de la política internacional: el gobierno expulsó a médicos cubanos; rechazó dinero de fondos internacionales para la Amazonía; rechazó oxígeno ofrecido por Venezuela para pacientes de Covid, lo que generó aún más muertes; en fin, una serie de medidas que nunca podrían ser tomadas en un gobierno serio.
Y como si eso no fuera suficiente, el gobierno de extrema derecha de Bolsonaro acabó con las políticas culturales y de protección a las y los trabajadores brasileños; políticas que se habían estado construyendo durante los últimos veinte años.
Promovió el armamento de la población, precarizó la educación (el gobierno tuvo cinco ministros de Educación en cuatro años), recortó proyectos sociales y lamentablemente generó un retroceso social de décadas en todas las áreas.
Bueno, he tocado solo algunos puntos neurálgicos, pero mucho más podría decirse. Por lo que vemos, Milei va por el mismo camino. No hay consejos para dar a los argentinos y argentinas que vayan a las urnas el próximo 19, pero el ejemplo está ahí.
Algunas personas deben permanecer en el lugar donde son mejor aceptadas y los payasos televisivos deben seguir allí, en el circo mediático.
¡Fuerza Argentina!