7ª Marcha das Margaridas
Llegamos a Brasilia, luego de un demorado viaje, para sumarnos a una nueva Marcha de las Margaridas. La expectativa era grande, igual que la emoción de poder participar.
Amalia Antúnez
18 | 08 | 2023
Foto: Amalia Antúnez
El pabellón de Exposiciones del Parque de la Ciudad, un espacio de 50.000 metros cuadrados, se acondiciona cada cuatro años para recibir a los miles de mujeres que llegan de todos los rincones de Brasil y también de otras partes del mundo.
La delegación del Comité Latinoamericano de Mujeres de la UITA (Clamu) estuvo compuesta por siete compañeras, a las que se sumó la secretaria general de la Internacional, Sue Longley.
Después de los saludos afectuosos que marcan siempre los reencuentros de este grupo de mujeres, nos dirigimos al lugar del campamento donde se queda la mayoría de las personas que llegan para la marcha.
En los galpones del pabellón de exposiciones algunos arman sus carpas, otros tiran colchones en el piso o cuelgan sus hamacas para pasar la noche.
La organización a cargo de nuestra afiliada CONTAG es simplemente asombrosa.
Hay un sector donde se disponen mesas y sillas para las comidas del día que se ofrecen a los participantes, y estaciones de agua distribuidas en diversos puntos porque el clima en Brasilia en esa época es muy seco y estar bien hidratados para caminar los seis kilómetros de recorrido hasta el Planalto Central, es fundamental.
La séptima edición de la Marcha es la primera para mí, y mientras recorro las instalaciones paso del asombro a la admiración.
Son miles de mujeres de muchas etnias distintas y de muchos lugares que ni siquiera sabíamos que existen, ahí reunidas por una causa común como común es la alegría de ese encuentro.
Durante la primera jornada se realizan talleres sobre los ejes temáticos de la movilización que se matizan con espectáculos culturales y musicales.
Democracia participativa y soberanía popular; participación política de las mujeres; vida libre de violencias; democratización del acceso a la tierra; defensa del ambiente; promoción de la agroecología entre tantos otros temas son debatidos entre las y los participantes.
Junto a Rose Castro, Viviana Córdoba, Laura Díaz, Silvina Scacheri, Marta Anariba, Jaqueline Leite y Sue Longley arribamos al Parque de la Ciudad para hacer nuestra acreditación como invitadas y recorrer los distintos escenarios.
Sobre la tardecita llegan las dirigentes organizadoras de la Marcha, entre las que destaca nuestra compañera Mazé Morais, secretaria de Mujeres de CONTAG y coordinadora del evento, junto a autoridades del gobierno, como las ministras de Cultura y de la Mujer, para la apertura oficial de la actividad.
Los varios días de viaje en ómnibus que la mayoría enfrenta para llegar a Brasilia –algunas tardan siete días− no menguan la algarabía de estas mujeres que cantan, bailan y celebran formar parte de la mayor movilización de mujeres trabajadoras de América Latina y quizás del mundo.
El día de la caminata se concentran muy temprano y salen por bloques regionales detrás de un gran camión que es a la vez palco. Ahí van las dirigentes arengando y ordenando la multitud.
La Policía organiza un cordón de seguridad hasta que la marcha llegue a la zona de exclusión en la Explanada de los Ministerios, ocupando toda la calle.
A nosotras nos toca el bloque internacional, donde nos encontramos con compañeras de Europa, África y Asia. Marchamos un trayecto con ellas, pero como buenas latinas nos puede más el jolgorio de la batucada de la región nordeste, que viene enseguida y ahí nos vamos arrimando.
Recorro varios bloques para hacer un registro fotográfico de la inmensa diversidad que nos une, y me enorgullece formar parte, aunque pequeña de ese mar de gente que hace que Brasilia florezca para que el mundo entero la vea.
En chancletas, zapatillas o descalzas, con trajes típicos, con las camisetas de sus sindicatos y organizaciones, todas con sombreros o gorros avanzan recordando siempre la lucha de Margarida María Aleves, la primera mujer presidenta de un sindicato de trabajadores rurales que fue vilmente asesinada por defender el derecho a la tierra y al trabajo digno en el campo.
Cantando llegamos al lugar del acto, el sol comienza a picar y la ansiedad de la mayoría se centra en la llegada del presidente Lula.
Marta, Rose, Viviana, Sue, Jaqueline y Laura, que participaron de la edición anterior, realizada en 2019, bajo el gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, destacan las diferencias entre aquella y esta marcha.
“Pensar que hace cuatro años atrás estábamos aquí mismo exigiendo la libertad de Lula y hoy lo tenemos acá”, recordó Marta emocionada.
“La marcha de 2019 se dio sobre un fondo de tensión permanente, hubo agresiones verbales por parte de la policía, había miedo de que nos reprimieran. Pero hoy es alegría, emoción y libertad”, dijo Rose.
La multitud se aglomera, todos quieren un lugar cerca del palco, todos quieren escuchar la respuesta del gobierno a las demandas que la pauta de las “Margaridas” propone, pero sobre todo quieren escuchar a su presidente.
Foto: Amalia Antúnez
Mazé, casi sin voz y embargada por la emoción recuerda que con este gobierno están recuperando muchos de los derechos que les fueron arrebatados en el anterior.
Son varios los oradores: dirigentes sindicales, senadores, senadoras y ministros. Sue, en el palco con las demás autoridades, registra el momento que luego comparte con nosotras.
“Fue imponente escuchar desde ahí la ovación de la gente cuando llegó el presidente”, señala.
Lula da Silva no las defrauda. En su discurso, que cierra el acto, enumera uno por uno todos los planes sociales que su gestión va a retomar y enfatiza en aquellos que tienen relación directa con la agricultura y los trabajadores y asalariados rurales, los que tienen que ver con la reforma agraria y la demarcación de tierras de los pueblos originarios.
“Quiero que sepan que no tienen en mí solo un presidente sino un compañero que está acá para escucharlas. No teman reivindicar lo que consideran sus derechos”, dijo Lula mientras la multitud aplaudía y sacudía sus sombreros en señal de aprobación y gratitud.
Agotadas pero felices regresamos con el corazón repleto de esperanzas, en el camino nos encontramos con otras compañeras del Clamu que fueron desde sus respectivas ciudades. Nos abrazamos y el alma se nos agranda.
Las que estamos recordamos a todas nuestras compañeras del Clamu que quisieron participar y no pudieron, y entonces Laura nos recuerda: “En una somos todas”.
Cuánta verdad contienen esas palabras: vale para el Clamu y para todas las mujeres del mundo que nos precedieron en las luchas que todavía hoy libramos.
Mujeres valientes que no dudaron en pelear por sus derechos y con ellos por el derecho de todos; por ser escuchadas y por defender con amor y coraje la construcción de un mundo más justo, inclusivo e igualitario.
A todas las “Margaridas” del mundo respeto, admiración y agradecimiento.
Foto: Amalia Antúnez